La pesadilla de ser un conejita: El lado oscuro de la mansión Playboy

Holly Madison cuenta detalles escabrosos de la vida al interior de la famosa casa. Tanto le afectó lo que vivió allí que pensó en matarse.

La mansión Playboy es para muchos sinónimo de fiestas, sexo, lujuria y diversión. Sin embargo, la realidad es muy distinta y es más cercano a una pesadilla que a un sueño. Por lo menos así lo asegura Holly Madison, una ex conejita que se cansó de vivir al lado de Hugh Hefner y ahora cuenta los detalles ocultos del imperio Playboy.

“Todo el mundo cree que la famosa valla metálica tiene el objetivo de mantener a la gente fuera. Pero yo empecé a sentir que estaba construida para retenerme dentro”, dice la rubia.

Madison conoció a Hefner en 2000, a la edad de 20 años cuando trabajaba en Hooters en su época universitaria. Uno de los clientes del bar le invitó a la mansión, y pronto se convirtió en una habitual de las fiestas que allí se celebraban todos los domingos.

Un año más tarde, agobiada por la falta de dinero decidió intentar convertirse en una de las novias del fundador de Playboy ya que le habían asegurado que no tenía que tener sexo con él y que la esperaba una vida de comodidades y lujos.

Pero lo cierto que eso no era así ya que para vivir ahí el sexo era algo fundamental. Ocurría generalmente los miércoles y viernes después de salir de fiesta. De regreso a casa, las chicas se ponían pijamas de franela, fumaban marihuana, veían pornografía y recreaban escenas de sexo lésbico mientras Hefner se masturbaba.

Entre otros detalles escabrosos, Madison también revela que la primera noche que salieron juntos, Hefner le ofreció un Quaalude mientras le decía que “en los 70 solían llamar a estas pastillas ‘abre muslos'”.

Madison cuenta todo esto en el libro “Down the Rabbit Hole: Curious Adventures and Cautionary Tales of a Former Playboy Bunny”, donde además describe a Hefner como un “controlador megalómano” que obligaba a las chicas a estar en casa a las 9 de la noche y les prohibía relacionarse con los empleados de la mansión.

Después de un año de estar en la mansión, Madison estaba en una situación crítica. Con una fuerte depresión , la rubia llegó a plantearse la opción de suicidarse. “Quizá fuera por la marihuana y el alcohol, pero ahogarme a mí misma parecía la manera más lógica de escapar la ridícula vida que llevaba”.

Sigue leyendo la nota acá.