Estas mujeres vivieron como hombres para poder salvar a sus familias

Jill Peters retrató el extraño caso de estas mujeres que viven sus vidas como “vírgenes juramentadas” en los Alpes de Albania.

La fotógrafa Jill Peters ha dedicado su carrera a explorar las intersecciones de la sexualidad, la identidad de género y la cultura. Cuando escuchó por primera vez sobre un menguante grupo de personas en un lugar remoto del mundo que viven sus vidas como “vírgenes juramentadas”, supo cuál sería su próximo viaje.

Peters viajó a algunos de los pueblos más remotos en los Alpes de Albania, donde los matrimonios arreglados fueron comunes alguna vez y la riqueza se heredaba de padres a hijos. Comunidades completas vivían apegados al Kanun, un código de honor tradicional del siglo 15 que reserva la mayor parte de los privilegios sólo para los hombres. “La libertad para votar, conducir, manejar negocios, ganar dinero, beber, decir groserías, tener un arma, o usar pantalones era tradicionalmente derecho exclusivo de los hombres”, explica Peters en su sitio web.

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ajo ese sistema, una familia sin hijos hombres arriesgaba perder su tierra y su riqueza. Había una sola forma de salir de ese problema: las familias de esta región agrícola de los Balcanes designaba a una de sus hijas jóvenes para vivir una vida de celibato como una burrnesha, o virgen juramentada. “Convertirse en burrnesha elevaba a una mujer al estatus de un hombre y le otorgaba todos los derechos y privilegios de la posición masculina”.

Las “vírgenes juramentadas” de Albania han llegado a ser comandantes militares, mecánicas y otras profesiones que eran impensadas para mujeres. “Las personas que eligen asumir este rol cortaban su cabello y asumían identidades masculinas, cambiando sus nombres, sus vestimentas y su comportamiento”. Hoy, las leyes locales permiten que tanto hombres como mujeres posean tierras, y la necesidad de las “vírgenes juramentadas” ha desaparecido. Pero para las octagenarias y nonagenarias supervivientes que han vivido como hombres la mayor parte se sus vidas, ya no hay razones para cambiar.

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