Fotografió un grupo de personas tras tomarse unas copas de vino y ¡así cambiaron sus rostros!

Es la evolución casi obligada de una persona cuando toma alcohol, el que muchas veces tiene un efecto que desinhibe a la gente y, con ello, se puede mostrar a los demás una personalidad diferente, quizás más risueña o más callada.

Así lo quiso demostrar, a través de un experimento, el fotógrafo brasileño Marcos Alberti.

A cada persona que participó le sacó varias fotos. La primera, sin haber bebido nada; la segunda, luego de haber bebido una copa de vino; en la tercera foto, ya habían ingerido dos; y, por último, en la cuarta foto ya se habían bebido tres copas.

A la gran mayoría de las personas se les ve más alegres y a uno que otro con menos prendas que con las que llegó.

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