La pelea matrimonial que pudo significar el triunfo de los nazis en la Segunda Guerra Mundial

El doble agente Joan Pujol García intentaba convencer a los nazis que la operación ocurriría de otra forma, en medio de lío con su esposa que podría haber cambiado para siempre la historia. 

Fue una de las típicas discusiones que pueden surgir en las relaciones de pareja y, especialmente, en los matrimonios: ella sentía nostalgia por su tierra natal y resentía las constantes ausencias de trabajo de su esposo.

Sin embargo, este pleito podría haber cambiado radicalmente el curso de la historia y haber arruinado una de las operaciones militares más importantes de la Segunda Guerra Mundial: el desembarco de Normandía o Día D.

El esposo en cuestión era el catalán Joan Pujol García, un doble agente apodado Garbo y que ha sido considerado “uno de los más importante agentes de la Segunda Guerra Mundial“, puesto que entrega a los nazis diversos datos sobre los movimientos de los aliados.

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Pujol y su esposa Araceli vivían en Harrow, noreste de Londres, en 1943. Ella se dedicaba a las tareas del hogar; mientras él estaba intentando crear una red de espías imaginaron que enviaban información falsa a los nazis, para quienes trabajaba bajo el nombre de Arabel.

Todo era parte de una campaña de desinformación encabezada por Gran Bretaña, cuyo objetivo más importante eran los preparativos para el desembarco de Normandía.

Con el fin de proteger la identidad de Pujol, sumado a los temores de que su familia corriera riesgo, Araceli fue obligada a permanecer en la casa que ambos compartían junto a los dos hijos de la pareja.

Ante esto, la mujer comenzó a sentirse frustrada por las restricciones que sufrían, sumando a que todos sus movimientos siempre estaban controlados y a la nostalgia que sentía por su natal Cataluña. Araceli extrañaba la comida española, junto con sentirse molestia todo el tiempo por las ausencias de su esposo.

“No quiero pasar ni cinco minutos más con mi esposo. Incluso si me matan, voy a ir a la embajada española”, amenazó la mujer al agente de MI5, Tomas Harris, cansada de su estilo de vida. Asimismo, la esposa manifestó que revelaría todo lo que sabía si no la dejaban viajar a visitar a su madre.

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Ante esto, Harris le propuso a Pujol que le dijera a su mujer que había sido despedido, pero el doble agente no creía que eso fuera a funcionar, por lo que inventó la historia de que había sido arrestado por el MI5 tras reclamar el trato injusto que le estaban dando a Araceli.

De acuerdo a los documentos oficiales a los que tuvo acceso  BBC Mundo, tras un “arrebato histérico” y un aparente intento de suicidio, se le permitió a la mujer que visitara a su marido en el campo donde supuestamente estaba detenido, donde lo encontró desaliñado.

Tras el encuentro, la mujer no pudo hacer más que apoyar el trabajo encubierto de Garbo, en medio de la preocupación de las autoridades británicas de que la mujer arruinar la operación militar que marcaría el final de la Segunda Guerra Mundial.

Con su esposa más tranquila, Garbo logró convencer a los nazis en Berlín que la invasión a Normandía iba a ocurrir en junio de 1944, pero que la Operación Overlord era un engaño y que la verdadera invasión de los aliados ocurriera después, en otro lugar de la costa francesa. Gracias a esa información falsa, los nazis se desviaron del lugar donde ocurrió el verdadero Día D.

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Tal fue el éxito del agente con los alemanes, que el régimen de Hitler lo condecoró con la Cruz de Hierro por sus esfuerzos; mientras que los británicos también reconocieron su trabajo, nombrándolo Miembro de la Orden del Imperio Británico (MBE).

Tras la caída de los nazis y término de la Segunda Guerra Mundial, Pujol y su familia se trasladó a Venezuela, donde vivió hasta el día de su muerte en 1988.

Fotos: Wikipedia 

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