La terrible historia de la osa que fue olvidada en un zoológico y estuvo encerrada por 20 años

El recinto cerró sus puertas y se olvidó de ella y otros tres osos que siguieron viviendo en las instalaciones.

Se trata de la osa pardo llamada Fifi, la cual estuvo encerrada por 10 años ya que servía como entretención de viajeros que visitaban un zoológico en Pensilvania.

Sin embargo, el recinto cerró sus puertas y se olvidó de ella y otros tres osos que siguieron viviendo en las instalaciones durante 20 años.

Las condiciones del zoológico eran absolutamente precarias, en donde estaban en pequeños espacios de cemento y sin ninguna posibilidad de salir del ahí.

Ella es la osa Fifi.

Luego de 30 años de encierro y sufrimiento, el “dueño” de Fifi decidió rendirse y el equipo de PETA entró en acción y tomo las riendas del asunto.

La organización contra el maltrato animal PETA, decidió actuar.

Cuando la vieron ahí, en un lugar que ya no es su hábitat, y más encima en esas condiciones, fue realmente desgarrador.

La situación que vivía Fifi era extrema. Tenía sarna y posteriormente le descubrieron una artritis bastante avanzada. El problema es que lo padecía hace mucho tiempo y nunca había recibido ayuda.

Pero eso no era todo. Fifi nunca había podido hibernar ya que no se lo habían permitido, debido a que su dueño no lo creía necesario, por lo tanto la osa permanecía despierta todo el invierno, algo que va en contra de su naturaleza, y finalmente perjudicaba, aún más, su salud.

Fifi nunca había hibernado.

Lo peor es que ella no era la única que sufría. Los otros tres osos que habían estaban igual de desnutridos que ella y tenían algún tipo de trastorno, que hacía que se movieran de adelante hacia atrás en sus pequeñas jaulas.

Sin embargo, a todos nos sorprende que estos animales hayan permanecido vivos durante tanto tiempo de miseria.

“La incapacidad del animal para escapar de estas experiencias puede llevar a la adopción de comportamientos estereotipados como un medio para hacer frente a un entorno de aversión. Algunos estudios han indicado que el comportamiento estereotipado produce un estado de trance”, afirmaron en el Animal Welfare Institute.

Era difícil que Fifi se recuperara, pero los rescatistas no querían rendirse.

Fifi vivía en una pequeña jaula.

Luego de ver esto, la llevaron a ella y a los otros osos, a un santuario en Colorado y por meses se centraron en la recuperación de ellos. Lo principal era que se adaptaran al lugar y a una dieta que permitiera que comiencen a sanar.

Fifi comienza su recuperación.

El proceso tomó tiempo, pero luego se empezaron a ver los resultados. Comenzó a engordar y el estado anímico fue mejorando. De hecho, por primera vez en mucho tiempo, ella y sus amigos podían sentir el pasto y el agua que por 30 años no tuvieron.

Fifi bebe un poco de agua como nunca antes.

Esto los ayudó demasiado, porque después de tantos años de encierro, no tener contacto con la naturaleza les parecía algo normal.

Fifi ya se ve más sana.

La mejor noticia es que ahora están aprendiendo a hibernar y con esto están durmiendo más.

La osa Fifi se ve mucho más contenta.

“Esto es normal el primer año que un oso rescatado trata de hibernar y el comportamiento no se repite el segundo año desde que aprenden el concepto”, cuentan desde el Santuario de la Vida Salvaje Animal de Colorado.

Y también come lo que más le gusta.

Fifi ya se siente más libre.