No eres la única persona que le pasa esto y tiene una explicación científica.
La lluvia tiene un componente místico que hace que el tiempo corra más lento. Algo que cae del cielo acompañado de luz y sonido. La lluvia da algo así como paz, un estado donde lo único que se te ocurre hacer es acostarte en tu cama, con un té y un buen libro mientras escuchas las gotas afuera de tu ventana.
Los días de lluvia solo dan ganas de quedarse acostado tapado hasta el cuello y dejar de lado la rutina y las obligaciones diarias. Estoy segura que sabes perfectamente a lo que me refiero…
Resulta que esa sensación de tranquilidad y un poco de sueño es totalmente normal. Sin ningún estudio científico sobre los efectos que produce la lluvia en los seres humanos, podemos de todas formas afirmar que existen evidencias de que este fenómeno condiciona nuestro cuerpo.
El sol hace que dejemos de producir la hormona encargada de hacernos dormir: melatonina. Es por esto que, si nos despertamos y está nublado, nuestro cuerpo nunca se activa completamente.
¿Y qué me dices del olor a tierra mojada después de la lluvia? Igual de relajante, este olor resulta de la mezcla, gracias al agua, de los aceites de los árboles con una geosemin, sustancia producida por las bacterias que habitan el suelo. Además la lluvia también nos da la posibilidad de que se pueda oler el ozono, molécula que se puede comparar con el olor a ropa limpia o a cloro.
El sonido rítmico y somnoliento de las gotas sobre el techo, ventana o paraguas, tiene volúmenes inferiores a otros ruidos de frecuencias más altas, por lo que nuestra actividad cerebral disminuye mejorando nuestra calidad de sueño.
Estas son las razones por las que, cada vez que cae agua de las nubes, quieres detener tu vida por unos segundos y olvidarte del agobiante día a día… lamentable que esto no pueda aparecer en un certificado médico.