Fue por una simple hamburguesa y tras esta horrible experiencia prometió no volver nunca más

Lo que sería una especial salida entre el hombre y su novia, terminó en algo que  nadie quisiera vivir. 

Rodrigo Villaizán sólo quería disfrutar de una hamburguesa con su novia en el primer local que inauguró Johnny Rockets en Lima, Perú, donde jamás pensó que viviría una horrible experiencia.

Todo comenzó en la entrada del restaurante, luego de que la recepcionista les indicara cuál era la mesa que ocuparía con su pareja. Hasta ahí, todo bien. Pero “desde que puse un pie dentro todo empeoró. En una mesa estaban sentados un grupo de 6 tarados (no hay otra manera de llamarlos), 3 chicos y 3 chicas, que en su vida les han enseñado a comportarse en un lugar que hay más gente, ya que al ingresar nos miraron y comenzaron a reírse saludándolos en voz alta en tono burla”, narró el chico en Facebook.

“Para mala suerte, nuestra mesa estaba al lado de este grupo y, cuando nos sentamos, uno de ellos me miró y dijo: ‘no, no, siéntate allá, aquí no’. El ruido que hacían era tan insoportable, con bromas y tonterías en voz alta, que todas las personas del local volteaban a verlos con expresión de incomodidad, principalmente mi enamorada y yo que no podíamos ni conversar”, agregó.

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Ante esto, el joven le pidió a la recepcionista que los cambiaran de lugar, pero eso no fue posible, por lo que tuvieron que seguir soportando la incómoda situación, la que empeoró aún más en el momento en que dos personas se le acercaron a la pareja ofreciéndoles a tomarse una foto del recuerdo.

“Cuando la estaban tomando, veo que la chica trataba de tomarla pero algo la detenía, se acerca a la otra y le dice: ‘hay unos chicos que se meten en la foto’. Nos regresan el celular y me dice: ‘señor disculpe, pero un chico se metió en la foto'”, continúa la publicación de Rodrigo.

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Cansado de los malos ratos, el hombre enfrentó a la mesa de molestos clientes que estaban junto a él, ante la mirada del personal del local, quienes salieron en su defensa, ya que los jóvenes supuestamente eran los hijos del dueño.

Esto sólo empeoró el mal rato que estaba viviendo el chico y su pareja. “El menajo de la situación del personal ha sido una absoluta decepción, más aún sabiendo que estas personas han generado problemas en más de una ocasión”.

Finalmente, cumpliendo con su intención de hacer pública su experiencia, Rodrigo apuntó que “espero que nadie más le pase esto como a nosotros”, reafirmando su convicción de nunca más regresar al lugar.

Dado el alcance que tuvo el caso de Rodrigo, la cadena Johnny Rockets salió a aclarar que “la persona que aparece en la foto publicada por nuestro cliente no es hijo de ninguno de los dueños”, agregando que lamentan “mucho la situación y queremos pedir disculpas por el mal rato”.

Fotos: Facebook Rodrigo Villaizán Manosalva‎ / Facebook Johnny Rockets Perú

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