La insólita historia de este hombre que vive desde hace más de un año en un aeropuerto

Hace poco más de un año Fadi Mansaour, con el fin de escapar de Siria, quiso emigrar a Europa. Sabía que volar era riesgoso, pero jamás imaginó lo que vendría.

Puede que nos sintamos un poco alejados de la guerra en Siria y sus ciudadanos que tratan de huir a Europa en búsqueda de una mejor vida. Sin embargo no podemos hacernos los ciegos frente a esta situación y, gracias a Internet, es posible hoy en día compartir historias y sumar pequeños granos de arena para arreglar estos problemas.

Hace poco más de un año Fadi Mansaour, con el fin de escapar de la crueldad en Siria, quiso emigrar a Europa. Temía mucho al agua, por lo que su única manera de llegar al continente europeo era volando de Estambul a Malasia y desde allí tomar un avión hacia el norte. No estaba muy seguro si funcionaría pero lo intentó de todas maneras, ignorando el lío en que se metería.

El gobierno malasio acusó a Fadi de poseer un pasaporte falso, por lo que lo devolvieron a Turquía y en ese país lo detuvieron por razones desconocidas. Desde el 15 de Marzo de 2015 vive en una habitación para “pasajeros problemáticos”, sin luz natural ni camas, en el aeropuerto Atatürk de Estambul. A veces lo dejan salir para caminar y lo alimentan tres veces al día con comida rápida.

El 15 de marzo de este año, a raíz del año que lleva encerrado, subió una foto a Twitter invitando a compartirla de manera irónica mientras comía su Burger King. De esta manera su historia se viralizó, llegando incluso a Amnistía Internacional. A pesar de tener un abogado contratado por la United Nations Refugee Agency, el gobierno turco no se ha pronuncionado sobre el tema.

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En este año encerrado ha leído cuarenta libros, ha aprendido idiomas e incluso fuma dos cajetillas de cigarros diarias, siendo que antes de este episodio nunca en su vida había fumado.

Antes de ser un prisionero, Mansour era estudiante de leyes en Damasco. Ya con el inicio de la primavera árabe se le fue solicitado a unirse al ejército, por lo que huyó al Líbano. Dos años más tarde se mudó a Turquía, donde fue raptado por una pandilla local por un tiempo.

Lo que más le duele a él es que sus esperanzas de que Turquía apoye a los refugiados son nulas, ya que recibe constantes humillaciones por la policía local. “Creía que Turquía estaba al lado de Siria en esto. Ahora veo la televisión y a la gente decir como los turcos ayudan, pero para mí son puras mentiras.”

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