Se fue a dormir y al otro día despertó con raro síndrome que deformó completamente su rostro

La profesora de 37 años fue víctima de un extraño síndrome hace dos años y, aunque no tiene cura, está dispuesta a seguir con su vida normal. 

Un día de noviembre de 2014 parecía cualquier otro día para Hannah Clark. Al llegar la noche, ella decidió irse a dormir, sin esperar lo que tendría que enfrentar las horas siguientes. Se despertó y todo parecía normal, aunque un pequeño detalle la alertó de que algo estaba ocurriendo: no sentía la mitad izquierda de su cara.

En un primer momento, esta profesora británica de 37 años creyó que había sufrido un accidente cerebrovascular, pero luego se di cuenta que no era así, puesto que no tenía ningún tipo de consecuencias en otra parte de su cuerpo más allá de su cara. Además, podía hablar, aunque no del todo bien.

Cuando Hannah se miró al espejo quedó completamente impactada con su reflejo, ya que no podía reconocer su nuevo rostro.

“No lo podía creer cuando me vi. Mi cara estaba completamente distorsionada, como las caras en los espejos de circo. No podía cerrar mi ojo izquierdo y todo lo demás me dolía. Inmediatamente le grité a mi esposo, Mikey, para que me ayudara”, contó la mujer a Mirror.

Ante la emergencia, su marido la llevó a un hospital ubicado en Harlow, Reino Unido, donde le diagnosticaron Parálisis de Bell, una enfermedad que afecta al nervio que controla el movimiento de los músculos faciales, causando debilidad o parálisis.

Cabe indicar que esta enfermedad afecta entre 12 mil a 24 mil personas en el mundo, siendo su principal causa alguna infección, como un herpes, o un virus que entra al sistema inmunológico cuando está débil.

“Primero, los doctores me dijeron que sería sólo por dos semanas, pero las dos semanas pasaron y aún seguía con el mismo problema. Como todos los doctores me decían lo mismo, decidí recurrir a la página oficial sobre parálisis facial, donde leí algunas historias de otras personas que sufren lo mismo que yo y a partir de eso me guié”, detalló la mujer.

Pese a las complicaciones estéticas y el fuerte dolor que sentía, Hannah decidió retomar su vida normal lo antes posible, por lo que volvió a enseñar a la primaria donde realizaba clases antes de sufrir el síndrome.

“Fue tan genial saber que mis alumnos me habían extrañado. Ellos sabían que algo me había pasado, pero no entendían bien qué era. Fue tan gracioso cuando uno de ellos comparó mi cara con la del hombre de nieve que aparece en la película Frozen, fue la primera vez que me reí en meses”, relató la británica.

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Actualmente, Hannah sigue en tratamiento médico, el cual consiste en medicamentos y la realización de algunos ejercicios faciales, los que sigue al pie de la letra, pese a tener claro que no existe cura para su enfermedad.

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