Compraron una casa vieja y lo que escondían los antiguos dueños en el patio los dejó sin habla

El vendedor les había advertido que la vivienda tenía un “gran agujero” en la parte trasera pero la realidad era distinta. 

Collen y Chris Otcasek querían comprar una casa y optaron por adquirir una vieja vivienda ubicada en Woodland Hills, California, en Estados Unidos. Al hacer la venta, el corredor de propiedades les advirtió que en el patio trasero había un agujero.

De hecho, el vendedor se los describió con esas palabras exactas, por lo que el matrimonio se imaginó quizá una piscina sin terminar o algo similar, pero la verdad es que esas suposiciones estaban bastante alejadas de la realidad.

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Una nota del sitio La Voz del Muro consigna que el agujero que les había descrito el vendedor era en realidad un refugio nuclear, pensado para albergar a 4 personas en caso de un bombardeo, que había sido construido por un ingeniero nuclear estadounidense.

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Durante el periodo de la Guerra Fría y luego aumentado a principios de los 60 por la crisis de los misiles, el miedo a ataques nucleares se transformó en histeria colectiva en Estados Unidos. Por eso en 1961, Alvin Kaufman, que en aquel entonces vivía en Woodland Hills, encargó el diseño de un refugio antibombas para proteger a su familia.

El búnker tiene casi 5 metros de profundidad y está equipado con todo lo necesario para sobrevivir durante 2 o 3 semanas, que era el tiempo que Kaufman estimaba en que, en caso de un bombardeo nuclear, la radiactividad desapareciese.

Por supuesto ese bombardeo no se produjo nunca y el refugio permaneció tal y como fue construido hace más de 50 años. Entonces, cuando Collen y Chris exploraron el refugio, encontraron todo tipo de objetos de la época, y también estanques de agua potable y un filtro de aire que funciona de manera manual.

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En las estanterías y cajones había tarros de café, latas de comida, medicamentos, ropa de esos años, revistas antiguas, libros e incluso juegos de mesa. Es decir todo lo necesario para hacer la estadía lo más amena posible.

A los nuevos dueños les pareció que el refugio creado por Alvin Kaufman debe permanecer intacto, como un recuerdo histórico y una sorpresa para propietarios futuros.

Fotos: Familia  Otcasek.

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