Vendió su espalda tatuada por 160 mil dólares y esto es lo que le espera cuando muera

El hombre pasó más de 40 horas acostado para transformarse en una obra de arte viviente.

Hace diez años, Tim Steiner, quien en ese entonces trabajaba en una tienda de tatuajes en Zúrich, Suiza, pasó 40 horas acostado en una camilla para convertirse en un lienzo humano, como parte del proyecto del artista belga Wim Delvoye, quien se hizo conocido por pintar cerdos.

El resultado fue un tatuaje que cubre toda su espalda, desde el cuello hasta un poco más abajo de la cintura. La obra es una virgen que sobre la cabeza tiene una calavera al estilo mexicano, con rayos de luz alrededor, tiene golondrinas que vuelan alrededor, además de rosas rojas y azules. En la parte baja de la espalda hay dos peces al estilo chino que nadan entre flores de loto con un par de niños, con la firma del artista a la derecha, consigna el sitio de la BBC.

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En 2008, el coleccionista de arte alemán Rik Reinking se enteró del tatuaje que Steiner tiene en la espalda y le hizo una oferta bastante extraña: le ofreció 160.000 dólares por la obra que está en la parte trasera de su cuerpo. Tim no lo pensó demasiado y aceptó.

“Para mí, es la máxima expresión de arte. Quienes realizan tatuajes son artistas increíbles que nunca han sido aceptados en el mundo del arte moderno. Pintar en un lienzo es una cosa, pero hacerlo con agujas en la piel, es otra historia”, dice Steiner sobre el trabajo en su torso. Y agrega, “mi piel le pertenece a Reinking. Mi espalda es el lienzo, yo solo soy el marco temporal”.

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El pago que el coleccionista hizo por su espalda tatuada incluye ciertas especificaciones. El contrato que Tim firmó dice que acepta exponer su torso al menos tres veces al año en galerías de arte. Recientemente fue expuesto en el Museo de Arte Antiguo y Moderno (Mona, por sus siglas en inglés) en Hobart, Tasmania, donde pasó cinco horas diarias, seis días a la semana.

Pero eso no es lo más impresionante. Cuando muera,su piel será enmarcada y colgada en una pared junto a otras de las obras de la colección personal de Reinking. “El término horripilante es relativo”, indica Steiner, refiriéndose a quienes piensan que la idea es macabra.

Fotos: Wim Delvoye / Museo de Arte Antiguo y Moderno.

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