Antes de morir, gritó: ¡una foto ahora! La imagen que le rompió el corazón a todo el Reino Unido

El pequeño Braiden Prescott sufría un ahogo, cuando le realizó una solicitud a su madre que quedó inmortalizada en una fotografía.

El cáncer es una enfermedad maldita, destruyendo a cualquier ser humano de manera silenciosa y avasallante. En meses, y en ocasiones semanas, la vida de cualquier persona se puede transformar en una pesadilla por esta cruda enfermedad.

Desde esa perspectiva, quizás los casos más dramáticos son los de los niños. Los ‘pequeños ángeles’ muchas veces deben soportar terribles quimioterapias, dolores insoportables y largas esperas en hospitales para soñar con una milagrosa recuperación. Son varios quienes no logran vencer al cáncer y terminan desfalleciendo en los brazos de sus padres.

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Lamentablemente ésto le ocurrió a Braiden Prescott. El pequeño fue diagnosticado con neuroblastoma cuando tenía apenas dos años. Sus progenitores no podían creer las palabras de los galenos que les anunciaban lo peor: Braiden moriría en unos años después debido a este tipo de cáncer.

La pareja no quería renunciar a la lucha por salvar a su hijo. Sin embargo, los intentos fueron infructuosos y cinco años tras el fatal diagnóstico, Braiden vivía sus últimos días de vida. La familia se encontraba en su vivienda en Ince, Manchester, cuando se produjo el dramático desenlace de esta triste historia. Pero antes, el pequeño les tenía preparada una ‘sorpresa’.

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Era de madrugada, Steph, la madre de Braiden, estaba durmiendo al lado del niño de siete años cuando se sobresaltó al escuchar que el pequeño se ahogaba: “Lo desperté a Wayne (padre de Braiden). Se suponía que debía sostenerlo, pero no pude, entonces lo sentó sobre sus rodillas. Wayne lo abrazó mientras yo estaba sentada a su lado sosteniéndole la mano”, señaló la mujer.

Fue en ese momento cuando Braiden sorprendió a la pareja y le dijo: “Una foto ahora”. El pedido fue insólito, debido a los dolores que tenía en la mandíbula y que no hablaba desde hacía muchos días. Por eso sus padres se sorprendieron, pero Steph no perdió la oportunidad, tomó su teléfono móvil y disparó. Fue el último suspiro del pequeño:

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“Cuando murió, nos conmovimos. No quieres pensar que estás perdiendo a tu bebé. Pero sabíamos que sucedería. Estaba paralizada”, contó Steph al diario británico Daily Mail.

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Fotos: Steph Prescott – Facebook 

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