Desapareció por nueve días en la selva boliviana y sobrevivió gracias a los monos

De acuerdo a las creencias de los lugareños, el joven irritó al espíritu de la Pachamama al no participar en una ceremonia tradicional, pero Maykool Coroseo reveló lo que realmente sucedió al desaparecer. 

Muchos turistas visitan el Parque Nacional de Madidi, ubicado en la Amazonía de Bolivia, donde los vastos ríos serpentean por un terreno montañoso y una espesa manta de niebla se arrastra por los frondosos árboles. Los lugareños dicen que aventurarse al interior de la selva es peligroso y que algunos nunca encuentran el camino de regreso.

Aunque éste es un paisaje extremo, llama la atención de los visitantes que no están inmunes a accidentes e incluso a la muerte, que ocurren cada año. Pero las desapariciones dentro de las fronteras del parque son muy poco frecuentes. No se había registrado ningún turista desaparecido en los últimos quince años, hasta ahora.

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Maykool Jhovan Coroseo Acuña, un chileno de 25 años, se había extraviado en misteriosas circunstancias desde su campamento y sin dejar rastros, luego de participar de una expedición con la agencia Max Adventures. Según testigos que comunicaron el hecho por radio, el joven desapareció cerca del río Tuichi, un área accesible sólo en barco y a kilómetros de distancia de la ciudad más cercana.

Los guardabosques decidieron comenzar la búsqueda inmediatamente y llegaron al albergue de la agencia de turismo, el cual estaba lleno de hamacas, un patio comedor y grandes cabañas de madera. En el lugar estaba el propietario de Max Adventures, Feizar Nava, quien relató todo lo sucedido.

Maykool se había inscrito para una expedición junto a otros viajeros que había conocido el día anterior. Junto a los guías se internaron en la selva y luego volvieron al campamento, pero el joven había regresado con una actitud evidentemente emocionada, según lo relatado por Feizar Nava a National Geographic:

Estaba actuando un poco extraño. Su rostro no parecía normal.”

En el albergue se celebró una ceremonia para agradecer a la Pachamama por permitirles entrar al bosque, una tradición que incluye hojas de coca, velas y cigarrillos. Pero Maykool se negó a participar e ingresó a una de las cabañas; cinco minutos después, uno de los guías fue a buscarlo y él ya no estaba.

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Feizar Nava y sus guías revisaron cada centímetro del campamento y el joven no estaba allí, por lo que se dirigieron a la selva tropical con linternas, buscaron hasta las cinco de la madrugada, pero Maykool había desaparecido por completo. Todos coincidieron en que ofendió a la Pachamama al no querer cumplir con el rito.

Entonces llamaron a dos conocidos chamanes, Rómulo y su esposa Tiburcia, quienes comenzaron a llamar al alma de Maykool; mientras los guardabosques y guías continuaron su búsqueda, trabajando de ocho a diez horas diarias, cada jornada en diferentes secciones de la selva tropical.

Al escuchar la terrible noticia, la desesperada familia del joven voló desde Chile hasta el campamento para enterarse de los detalles de la búsqueda. Su padre, su madrastra y su hermana hablaron con los rescatistas, quienes no podían creer que no hubieran encontrado absolutamente nada.

A los seis días, uno de los guardabosques encontró un solitario calcetín en medio del fango y su madrastra confirmó que pertenecía a Maykool. Según los chamanes, este elemento era una ventana para conectar con su alma; sin embargo, sin comida ni agua, no sabían cuánto tiempo podría sobrevivir.

Luego de nueve días, dos guías de Max Adventures y la hermana del joven, Rocío, comenzaron a gritar como locos pidiendo ayuda y exclamando:

¡Lo encontramos! ¡Está vivo!

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Finalmente, Maykool había aparecido a menos de una milla del campamento, de pie sobre un árbol y sosteniendo un gran bastón. Estaba deshidratado, mordido por mosquitos y herido por espinas, con sus pies y tobillos muy hinchados, pero su mente estaba intacta, debido a que incluso bromeó con querer beber una Coca Cola.

El joven explicó que nunca pudo encontrar el río y logró mantenerse con vida gracias a un grupo de monos que le proporcionaron frutas y agua, pero empezaba a morir de hambre:

“Ayer fue cuando realmente hice una promesa a Dios. Me arrodillé y le pedí de corazón que me sacara de allí.”

Maykool reveló que la noche en que desapareció, pensamientos extraños y terribles habían comenzado a entrar en su mente. Señaló que sentía un deseo irresistible de escapar de la selva tropical:

“Empecé a correr. Llevaba sandalias y pensé no, me harán correr más despacio. Tiré las sandalias, luego el celular y mi linterna. Y después de correr tanto, me detuve bajo un árbol y comencé a pensar: ¿Qué había hecho? ¿Qué estoy haciendo? Y cuando quise volver, ya era imposible.”

Los socorristas mantienen la creencia de que un Duende lo llevó a otra dimensión, pero Maykool sólo cree en Dios, y aunque no está completamente seguro de lo que le sucedió esa noche, su experiencia cercana a la muerte en medio de la selva es algo que nunca olvidará.

Fotos: Captura de video National Geographic

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