La alucinante historia de la millonaria fiesta de matrimonio de Maradona en el Luna Park

Mil doscientos invitados, incluyendo políticos y celebridades de todo el mundo, y hasta un auto nazi son algunos de los detalles del “casamiento del siglo”.

Como todo en la vida de Diego Maradona, su matrimonio con Claudia Villafañe también fue una excentricidad que dio la vuelta al mundo. El 7 de noviembre de 1989 tuvo lugar en el Luna Park, el famoso estadio cubierto de Buenos Aires donde se realizan las más grandes actividades artísticas y deportivas de Argentina.

La historia jamás contada sobre la legendaria fiesta de casamiento del que muchos consideran el mejor futbolista de todos los tiempos tiene dedicado un capítulo especial en el libro “Luna Park”, de Guido Carelli Lynch y Juan Bordón, que aborda los pasajes más espectaculares del coloso de la capital argentina, recoge Infobae. A continuación un extracto de la obra.

En un día y medio, veintinueve camiones transportaron las cuatro mil doscientas plantas que se colocaron en las tribunas del estadio; ciento veinte operarios colocaron cortinados acrílicos para tapar las gradas vacías y recrear, con la ayuda de efectos lumínicos, la caída de una cascada. En las paredes que sirven de base a la superpullman colocaron una tela plástica que intentaba generar la ilusión del mármol. Sobre la avenida Corrientes levantaron la enorme tarima que sirvió como recepción para los invitados, que ingresaban en el estadio a través de una suerte de manga como la que se utiliza en los partidos de fútbol, que los llevaba hasta la puerta de la calle Bouchard.

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El arquitecto de la fiesta no estuvo para ver la llegada de los mil doscientos invitados, entre los que se contaban celebridades de la época como Susana Giménez, el actor Carlos Calvo, cantantes como Fito Páez y Sergio Denis, el productor de televisión Hugo Sofovich y el entonces directivo de Sevel, Mauricio Macri.

En la lista de invitados figuraba el presidente Carlos Menem, quien finalmente rechazó la invitación, a pesar de los elogios que Maradona le dispensó ese mismo día. “Es un hombre extraordinario. Quiero un presidente así para mi país. Está en todas partes, por lo que también pensé que podía estar en mi casamiento”, reflexionó el número 10 ante los periodistas. Nunca se supo con certeza por qué el mandatario no quiso asistir.  Otros poderosos que habían sido invitados por Maradona, como el entonces presidente del Milán y futuro premier italiano Silvio Berlusconi, el presidente de la Fiat, Gianni Agnelli, y hasta Fidel Castro, tampoco asistieron.

A las 23:15 por fin se abrieron los biombos y el Luna Park quedó a oscuras, salvo por las luces de los centros de mesa, mientras sonaba por los altoparlantes “Así habló Zaratustra”, de Richard Strauss —utilizada en la película 2001: odisea del espacio—, que el DJ estrella del momento, Alejandro Pont Lezica, había elegido para la ocasión. A medida que el volumen aumentaba, el Luna se iba iluminando. Ochenta mujeres vestidas con top de encaje negro y falda se encargaron de ubicar a los invitados en sus respectivas mesas.

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Maradona todavía no llegaba. Él y Claudia habían salido a las corridas de la coqueta iglesia del Santísimo Sacramento a bordo de un Dodge Panthom 1937 descapotable. El auto había pertenecido al traficante de armas alemán Fritz Mandl, pero durante la Segunda Guerra había sido confiscado por el ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels. Gracias a la intervención de Hitler, aseguraba la leyenda, Mandl había recuperado su auto y, para mantenerlo lejos de las garras del Tercer Reich, decidió enviarlo a la Argentina. Años después, la familia del empresario Adolfo Donati adquirió el automóvil, que ahora le prestaban a Maradona.

Por fin, a las doce de la noche, el matrimonio Maradona-Villafañe hizo su entrada triunfal en el Luna. Las luces se apagaron cuando la pareja avanzó por el largo pasillo revestido. Un solo haz los enfocaba, mientras de fondo sonaba el “Himno de la alegría” de Beethoven y el “Aleluya” de Händel.

A las 3:30 de la madrugada llegó el momento de cortar la fastuosa torta mientras sonaba “Carrozas de fuego”. El pastel escondía cien anillos de oro y uno “especial”, coronado con brillantes. La suerte quiso que Cali, la hermana del 10, se quedara con la joya. A las 7:45, Maradona y Claudia abandonaron el Luna Park por la salida de Bouchard en un Mercedes-Benz verde que salió marcha atrás. Un automóvil negro, de la misma marca, había sido estacionado en el acceso que daba a Corrientes para despistar a los fotógrafos.

Fotos: Shutterstock/Familia Maradona-Villafañe.

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