Grupo de investigadores de la Universidad de Wurzburgo dilucidaron el misterio de cómo lo harían.
Sin lugar a dudas que el mundo de las plantas parece fascinante para muchas personas. La cantidad de especies es inconmensurable y atrae desde investigadores científicos hasta ciudadanos comunes que se interesan por adornar sus hogares con diferentes plantas. Desde esa perspectiva, en el último tiempo ha tomado fuerza la moda de las ‘plantas carnívoras’.
Para varios parece atractivo tener una de estas especies en casas y departamentos, debido a su particular manera de alimentarse de insectos. Para los menos interesados en las plantas, pero atraídos ante este tipo, la pregunta es recurrente: ¿cómo es posible que una planta logre engullir estos insectos?
La pregunta la respondió un equipo de investigadores encabezados por Rainer Hedrich, biofísico de la Universidad de Wurzburgo en Alemania, que investigó a fondo este tema y presentó públicamente los resultados hace poco.
La Dionaea muscipula o venus atrapamoscas es una planta carnívora. Tras cazar a su presa, típicamente un insecto, valiéndose para ello de una estructura de captura integrada por sus hojas, las glándulas de la planta segregan una enzima para descomponer a la víctima y asimilar los nutrientes liberados.
Según lo investigado por los científicos, cuando una presa intenta escapar de la trampa cerrada, tocará inevitablemente los pelos sensoriales de su interior. Cualquier contacto mecánico con dichos pelos desencadena una señal eléctrica que se expande en oleadas por la trampa. Desde la tercera señal, la planta produce la hormona jasmonato; después de la quinta, se activan las glándulas digestivas que recubren el interior de las trampas como un campo de césped.
La planta solo empieza a producir las enzimas que descomponen la presa después de varias horas. En los casos observados por el equipo de investigación, las primeras señales características ocurrieron después de seis horas y el proceso estaba en su momento álgido 24 horas más tarde. Durante esta fase, la trampa es muy ácida y con abundancia de enzimas digestivas.
Mediante resonancia magnética, es posible ver cómo la venus atrapamoscas inunda su “estómago” con la mezcla adecuada y descompone la presa para extraer sus nutrientes y absorberlos.
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Fotos: Captura de Youtube / Shutterstock
