La increíble historia del perro que fue condenado a prisión por matar a un gato
Fue castigado con cadena perpetua en la Eastern State Penitentiary, donde también estuvo Al Capone.
Una de las primeras cárceles con el objetivo de fomentar el arrepentimiento de los reclusos fue la Eastern State Penitentiary. Este recinto tuvo como prisioneros al ladrón de bancos Willie Sutton, al mafioso Al Capone y al perro Pep.
Tal como cuenta la historia, Pep habría matado a un gato. Sin embargo, este no era cualquiera, pues se trataba del gato de Cornelia Pinchot, la esposa de Gifford Pinchot, el gobernador de Pensilvania. Por ello, a modo de castigo, el gobernador condenó en 1924 a su propio perro a cadena perpetua en Eastern State Penitentiary.
De acuerdo al sitio Gizmodo, una vez en la cárcel le asignaron un número de preso y lo fotografiaron.
Más de una vez fue nombrado en los noticiarios como el perro que mató al gato del gobernador. Incluso, en 1952, apareció en un artículo del periódico The Boston Globe.
Años después, Cornelia, la dueña del gato, confesó que Pep había sido acusado falsamente por un periodista de la época.
En esa línea, la historiadora Annie Anderson dijo que Cornelia le manifestó al New York Times que el perro siempre fue inocente.
“(Ella) dijo que el perro no había matado a su gato, que la familia criaba labradores y que Pep era un regalo para animar a los prisioneros”, sostuvo Anderson.
Y es que el gobernador, al ver que los perros se utilizaban como terapia para rehabilitar a los reos, habría decidido donar a Pep. Según otras fuentes, su motivación también nació debido a que la mascota mordía los cojines de uno de sus sofás.
Finalmente, Pep se convirtió en una agradable presencia en la cárcel: acompañaba a los presos y a los guardias. Con el paso de los años, fue trasladado a otro recinto penitenciario, donde fue enterrado tras su muerte.
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