La nueva excentricidad de los coleccionistas que pondría en peligro las playas de todo el mundo

Detrás de este afán hay un negocio ilegal que está empezando a crecer y que podría ser una terrible amenaza para el medio ambiente.

La cínica frase que postula que “todo tiene un precio” parece cada vez más adecuada para el rumbo que está tomando el mundo. Así lo confirma un nuevo negocio ilegal que está empezando a acaparar tiendas de eBay y Aliexpress, y que podría poner en peligro las playas de todo el planeta.

Es que alrededor del globo están apareciendo poco a poco vendedores que ofrecen arena de distintos lugares del mundo, y que están siendo subastadas en los portales de compra más importantes de internet.

Esto se debe a que hay coleccionistas excéntricos dispuestos a pagar buenas sumas de dinero por tener frascos con arena de playas icónicas, famosas y recónditas. A mayor cantidad de estos atributos, más vale el “polvo dorado”.

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Así lo confirmó en una entrevista con Gizmodo el alemán Joachim Pomy, quien tiene una tienda en eBay donde vende arena de todas partes: “Durante un viaje de negocios a Oahu, Hawaii, en 1990, puse un poco de arena de playa negra en un frasco de vidrio de Starbucks. Estuvo en mi estantería durante años y cuando comencé mi negocio de eBay, en 2002, decidí tratar de venderla. Finalmente, conseguí más de 30 dólares por ella. Entonces empecé a recoger arena durante la mayoría de mis viajes de negocios”, cuenta el vendedor.

Y no son pocas las personas que están dispuestas a desembolsar importantes cantidades de dinero por tener en sus estanterías frascos con arena de playas que, en algunos casos, ni siquiera conocen: “El número aproximado de personas que me compran arena es superior a 200 concurrentes. Algunos compran porque fueron de vacaciones allí, o si algún amigo es de ese lugar se la regalan, otros sólo recogen de diferentes regiones por diversión”, explica Pomy.

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En cuanto a la legalidad, Joachim dice que varía dependiendo del lugar del que proceda la arena. “Bueno, las autoridades locales de cada país la tratan de manera diferente. Tuve que abandonar 25 kilos de arena en Tanzania el año pasado porque el inspector de aduanas local ‘creía’ que no se puede. Las de Beirut, Líbano, Cartagena de Indias, Columbia e Indrawaiti, en Nepal, en todos los casos, me costaron algunos problemas serios en el aeropuerto antes de poder llevármelas. En cambio, la de las Islas Maldivas fue aprobada por el Gobierno”, reconoce.

Fotos: Shutterstock/Joachim Pomy.

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