¿Qué sucedería si EE.UU. asesina al líder norcoreano Kim Jong-un?

El Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. presentará al presidente Trump varias propuestas con el fin de cambiar su política sobre Corea del Norte.

El Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. afina una revisión sobre la política de Corea del Norte. Se cree que Donald Trump ha dado a sus asesores “más tiempo y un mayor grado de flexibilidad”, contrario a lo que aconteció con Siria, indica el analista Daniel R. DePetris en un artículo en la revista The National Interest.

En marzo, The Wall Street Journal, informó que el asesor adjunto de Seguridad Nacional, K.T. McFarland, indicó a sus ayudantes que incluyeran “ideas fuera de la corriente principal”. Las opciones menos convencionales pueden llegar hasta la idea de asesinar al líder norcoreano, Kim Jong-un , indicó DePetris.

“Llevamos 20 años de diplomacia y sanciones que no han logrado detener el programa de Corea del Norte”, afirmó a NBC News un alto funcionario de Inteligencia de EE.UU., por lo tanto, este es el mensaje principal de la administración Trump en la actualidad: Corea del Norte es un problema que Washington ha tenido durante mucho tiempo, por lo que es hora de “buscar nuevas alternativas”.

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Hace unas décadas “asesinar a un líder extranjero era un componente integral de las herramientas de seguridad nacional de EE.UU.”, recuerda DePetris. Durante la Guerra Fría, los líderes que no apoyaban las políticas estadounidenses, eran objetivos, entre ellos destaca: Fidel Castro, el congoleño Patrice Lumumba, el dominicano Rafael Trujillo y el guatemalteco Jacobo Árbenz. Estos líderes en su momento estuvieron en las listas de la CIA.

El ex líder libio Muamar Gadafi también fue blanco de los estadounidenses. Por ejemplo, en 1986 el entonces presidente Ronald Reagan autorizó un ataque aéreo contra el complejo de Gadafi, con la esperanza de que estuviera en el edificio.

Sin embargo, desde la presidencia de Gerald Ford la política de EE.UU. quiso “mantenerse lejos de todo lo que sugeriría que el país estuviera implicado en un intento de asesinato político”. No obstante, el analista asegura que si es necesario “las políticas pueden ser cambiadas, las directivas presidenciales y las órdenes ejecutivas pueden ser modificadas”. Además, no existe una prohibición que restrinja al presidente ordenar un ataque a un líder extranjero.

Si la Casa Blanca cree que esto hará que cambie el actual  sistema político en Corea del Norte, podría estar equivocada. El experto recuerda un caso similar en que “unos días antes de la gran operación militar en Irak, EE.UU. lanzó misiles contra Saddam Hussein creyendo que así se podría evitar la continuación de la guerra”. No es posible comprobar si esta hipótesis se habría cumplido, ya que Saddam sobrevivió a esos ataques, explicó DePetris.

“La situación en Corea del Norte es totalmente diferente a la de Irak en 2003”, indicó el analista. Primero, Kim Jong-un goza de “un poder muy sólido” en su país. Segundo, “a diferencia de Irak, cuyo ejército fue desmoralizado y degradado por la Guerra del golfo Pérsico en 1991, Corea del Norte es un Estado con misiles balísticos con la capacidad de atacar Seúl y las bases estadounidenses de la región”.

Por lo tanto, los estadounidenses tendrían que pagar “un precio muy alto” si se deciden a atacar. “El asesinato de un jefe de Estado es la definición de un acto de guerra”, aseguró DePetris.

Esta opción puede acabar siendo una de tantas que el Consejo de Seguridad Nacional presente para que sea considerada por el presidente Trump. “Esperamos que toda esta charla no sea más un juego político para incitar a los chinos a cooperar con EE.UU., y nada más”, concluyó el experto.

Foto: Captura de Youtube / Shutterstock

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