Se quedaron sin combustible en pleno vuelo y el desenlace pudo dejar más de 300 muertos

Un error en políticas de mantenimiento puso en riesgo la vida de la tripulación y los pasajeros que viajaban. 

El 24 de agosto se cumplen 17 años de la gran proeza en la historia de la aviación, cuando el vuelo 236 de Air Transat, ruta Toronto-Lisboa, se quedó sin gasolina en el aire con 306 personas a bordo y donde sorprendentemente sobrevivieron todos.

A las 5:30 de la madrugada el avión estaba sobre el Océano Atlántico, cuando las alarmas reportaron un anormal nivel de depósitos en el ala derecha del avión. El Airbus A330 perdía combustible, Robert Piché, su piloto, no podía salir de la sorpresa y pensaba que se trataba de un error de la computadora.

En esa época no existía un sensor que detectara las fugas. Piché decidió trasladar el combustible de izquierda a derecha para poder compensar la pérdida. Los pasajeros no sabían lo que ocurría, hasta que por altavoz y luego de desayunar, pidieron que todos se sacaran los zapatos y tomaran los chalecos salvavidas que traen las sillas del avión.

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Cuando las máscaras de oxígeno cayeron, comenzó el pánico y los gritos al interior del avión. El motor derecho dejó de operar y el piloto informó por radio. Diez minutos después, perdió el motor izquierdo y como consecuencia de esto, toda su capacidad de generar la energía hidráulica o eléctrica.

El pánico se apoderó del avión. Todos gritaban entre sí y la tripulación corría de lado a lado. “Muchos pasajeros comenzaron a rezar en voz alta y lloraban a Dios”, recuerdan testigos del incidente en declaraciones para The Globe and Mail.

El diseño del avión permitió que se salvaran todos, su figura evitó que cayera al momento que se quedó sin combustible.  Piché decidió aterrizar en Azores, el lugar más cercano y seguro, quedaba a más de 1.300 kilómetros de distancia del destino original, Lisboa.

“Una turbina de aire debajo del ala derecha que se conecta a una bomba hidráulica fue clave para salvar a todos. Este sistema aprovecha la energía de las aspas por el flujo del aire que produce la velocidad del aire, así que permitieron a la aeronave maniobrar en sus últimos minutos para aterrizar en Azores”, explicó el sitio Gizmodo.

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A las 7:00 de la mañana el avión logró aterrizar de la pista a 370 kilómetros por hora. El piloto usó el freno de emergencia y terminó el avión a más de 2.3 kilómetros de la pista. Ocho de las diez llantas de la aeronave explotaron, pero toda la tripulación y pasajeros llegó con vida. ¡Qué susto!

Investigaciones posteriores al percance revelaron que se trató de un error humano en la cadena de mantenimiento. Este hecho, se convirtió en el récord del vuelo comercial sin motores más largo de la historia bajo un planeo no deseado.

Revisa acá el documental de Mayday

Fotos: Shutterstock / Wikipedia

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