Tras el cambio de mando del 20 de enero pasado, el exmandatario puso manos a las obras y se embarcó en su primera aventura fuera de la Casa Blanca.
Atrás quedaron los días de intensas reuniones, visitas oficiales y de mantener a su país en orden de Barack Obama, luego de que cediera su cargo como presidente de Estados Unidos a Donald Trump.
Tras cerrar su etapa política a cargo de la Casa Blanca durante ocho años, el exmandatario decidió que lo primero que haría sería irse de vacaciones con su esposa, Michelle. Su primera parada fue Palm Spring, para luego trasladarse a las Islas Vírgenes británicas.
Con su calidad actitud de siempre, Barack se ha visto más relajado que nunca durante sus viajes. Siempre sonriendo y con un look muy veraniego, el expresidente disfruta de un inolvidable descanso junto a su pareja.
Al menos así han sido vistos en la Isla Mosquito, cuyos registros de la visita de los Obama se ha apoderados de las redes sociales.
Obama’s on vacation with the hat backwards. He’s never coming back. pic.twitter.com/RUakcwwgtT
— Philip Lewis (@Phil_Lewis_) 1 de febrero de 2017
[Video] Barack Obama and Michelle Obama with Sir Richard Branson pic.twitter.com/zHnAV79g8M
— حسين محمد عدن (@ronaldo129) 1 de febrero de 2017
Here is Barack Obama, hat to the back, to make your evening a little less shitty. pic.twitter.com/nGvUOPcsoP
— Forever44 (@theonlyadult) 31 de enero de 2017
I hope President Obama is savoring his peace and quiet on a far away private island. #44ever pic.twitter.com/81hr8abRyR
— meta (@metaquest) 31 de enero de 2017
El matrimonio, quienes llegaron al paradisíaco destino gracias a la invitación del empresario Richard Branson, ha saludado muy amablemente al resto de los veraneantes que han llegado hasta el lugar, sacando a lucir sus mejores sonrisas.
Claramente la pareja está muy encantada con su destino, practicando deportes acuáticos, relajándose en el spa del exclusivo hotel en el que se están hospedando, y haciendo amigos en las fiestas privadas a las que han asistido.
Además, también se han dado tiempo para compartir y fotografiarse con las casi 90 personas que trabajan en el recinto, mostrándose muy amables; consigna El Economista.
Foto: Shutterstock
