La desconocida e histórica razón por la que los CDs duran 74 minutos y 33 segundos

Aunque no lo creas, el mítico compositor alemán Ludwig Van Beethoven tuvo un rol fundamental en esta decisión. 

Eran los últimos años de la década de 1970. Los ritmos afroamericanos de la música disco dominaban aún en todas las salas de baile mientras que un incipiente movimiento electrónico comenzaba a dar sus primeros “beats” en el underground norteamericano, influido fuertemente por la corriente del krautrock alemán. El rock progresivo rendía sus últimas batallas contra el juvenil y contestatario punk, mientras que el bizarro glam setentero coqueteaba con el heavy metal, mezcla que marcaría fuertemente las tendencias musicales del decenio que se acercaba.

Sería difícil creer que Beethoven influyó directamente en el gran giro que tendría la música en los años 80. Vuelve a pensarlo.

¿Te has fijado en la duración exacta de los discos compactos? 74 minutos con 33 segundos. Parece una cifra bastante rebuscada considerando que el formato que dominó previamente, el vinilo, contaba con una duración media de 60 minutos. La razón detrás de esta decisión está cargada de historia y disputas comerciales entre los dos gigantes de la fabricación de CDs en los 80’s; Phillips y Sony.

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Ambas empresas decidieron unir fuerzas a finales de los 70’s para desarrollar en conjunto el siguiente formato que revolucionaría a la industria musical. Cada una venía trabajando anteriormente en la tecnología que terminaría convirtiéndose en el disco compacto que hoy conocemos, pero existió una curiosa discusión para determinar la cantidad de almacenamiento con la que contaría cada disco.

El entonces presidente de Sony, el japonés Norio Ohga, era un fanático devoto de la música clásica, y como forma de alcanzar a su contraparte de Phillips, quienes llevaban un poco más de tiempo trabajando en el formato, propuso que la duración temporal del CD debiera permitir que se almacenara en su totalidad la grabación más extensa que se había hecho hasta ese momento: una interpretación de la Novena Sinfonía de Beethoven bajo la dirección del alemán Wilhelm Furtwängler, en 1951, cuya duración se extendía hasta los 74 minutos y 33 segundos.

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Tomada esta decisión, también se fijó el diámetro del disco compacto, que quedó en 12 centímetros.

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De esta manera, y a más de 150 años de su fallecimiento, la obra del compositor germano volvía a convertirse en un factor determinante para el siguiente gran paso que daría la música. Esta vez, al dar el salto del formato analógico al digital, y que a la larga permitiría el desarrollo de nuevas técnicas de composición, difusión y consumo de esta forma de arte, según consigna el sitio Muy Interesante.

Fotoss: Shutterstock / Capturas de Youtube

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