¿El fin de los abrazos en la oficina? Las nuevas reglas de comportamiento laboral en la era del #MeToo

El replanteo de los límites en el ámbito de las relaciones interpersonales también ha llegado al ambiente de trabajo.

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La salida a la luz de una infinidad de denuncias de acoso sexual, hechas en primera instancia por actrices de Hollywood y, tiempo más tarde, por mujeres desconocidas pero empoderadas por un movimiento que les permitió decir “yo también” sufrí un calvario similar, en voz fuerte y clara, ha generado profundos cambios a nivel de relaciones interpersonales entre hombres y mujeres.

Pero es sobre todo dentro del ámbito laboral que un enfriamiento de las relaciones parece haber tomado por sorpresa a los pasillos de las grandes corporaciones del mundo, con empleados de ambos sexos que deciden tomar distancia para evitar malentendidos que, en el peor de los casos, les podrían costar su reputación y puesto de trabajo.

Sin ir más lejos, John Lasseter, cofundador de Pixar, tuvo que abandonar su puesto de trabajo luego de que se presentaran quejas sobre sus abrazos no deseados en el ámbito laboral. “Me disculpó con todos los que hayan recibido un abrazo o cualquier otro gesto no deseado de mi parte” escribió en su mensaje de despedida a todos sus ex colegas.

Es por eso que, en medio de una ola de despidos a CEO’s y empleados de menor rango por comportamiento inapropiado, resulta indispensable tener presentes las nuevas normas de comportamiento en el ámbito laboral, para poder evitar sorpresas y, sobre todo, malentendidos fruto de lo que, en la mayoría de los casos, suelen ser simples muestras de afecto dirigidas hacia personas con las que se convive gran parte del día.

Una encuesta llevada adelante por la firma de recursos humanos The Creative Group citada por el periódico The Wall Street Journal, en la que participaron 400 empleados de empresas de Marketing y Publicidad enfocados en contratar nuevos candidatos, reveló que el 65% cree que abrazar a colegas resulta algo “bastante común”.

Más de la mitad de los consultados además aseguró preferir recibir a un cliente con un abrazo antes que con un apretón de manos. Los seguidores de la corriente más afectiva afirman que el abrazar permite generar un vínculo más cercano y elevar la confianza, algo fundamental a la hora de hacer negocios, sobre todo en áreas como ventas.

Para aquellos que no pueden concebir un entorno laboral sin abrazos existe una regla de oro a seguir. No abrazar a alguien, sobre todo si es un cliente, si este no ha tomado la delantera. Esta vital ley de reciprocidad es fundamental para que la otra parte sea la que marque el nivel de intimidad del vínculo, y no ocurra de forma inversa.

Otro estudio citado en el mismo artículo del WSJ, llevado adelante por investigadores de la universidad de Berkeley y publicado por la revista científica Emotion, reveló que el poder de la “comunicación táctil” es vital para fomentar la cooperación y el soporte mutuo. Un ligero toque consensuado puede acrecentar la sensación de confianza y reducir la producción de cortisol, la hormona de la tensión nerviosa.

Pero toda muestra de afecto hoy día puede tener una devolución inesperada. En febrero, una corte federal de Los Ángeles decretó que abrazar a los empleados, independientemente del género o de quién tome la iniciativa, puede crear un “ambiente laboral hostil”. Muchas compañías incluso han comenzado a prohibir los abrazos entre sus empleados.

Son muchas las mujeres que prefieren evitar los abrazos, más allá de las normativas específicas de cada firma, con el objetivo de ser tomadas más en serio. WSJ menciona un extracto del influyente libro “Lean In” de Sheryl Sandberg, COO de Facebook, en el que le indica a las mujeres que sean “directas, digan en alto lo que piensan y siempre den un firme apretón de manos”.

Otros de los lineamientos generales sugiere no abrazar a un subordinado ni tampoco hacerlo en caso de no estar seguro que el receptor le dará la bienvenida al estrujón. Tampoco es recomendable hacerlo muy extenso y siempre será mejor aclarar de antemano, en caso de que aplique, que uno no disfruta abrazar o ser abrazado, para de esta forma evitar momentos incómodos.

Fotos: Shutterstock.

 

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