Empresario chileno habría adquirido pintura subastada en 26 millones de dólares en Francia

El “Cristo burlado” fue hallado en la casa de una anciana cerca de París.

Una pequeña pintura pasó de adornar por años la cocina de una anciana a convertirse en la más cara de su periodo. Su propietaria creía que era una obra sin importancia, pero en realidad se trataba de una parte de un díptico creado por Cenni di Pepo Cimabue, el maestro de Giotto, en 1280, y que una vez subastada logró el precio más alto para una obra prerrenacentista

El “Cristo burlado” fue hallado por casualidad en la casa de la mujer mayor, al norte de París, en Francia. El cuadro, evaluado entre 4 y 6 millones de dólares, se vendió este domingo en una subasta en el municipio de Senlis por 26.6 millones de dólares, aunque la identidad del comprador no ha sido oficializada.

Sin embargo, el diario Le Figaro apunta al matrimonio de coleccionistas chilenos Álvaro Saieh Bendeck y Ana Guzmán Ahnfelt. “Este último trabajó con Bill Clinton y dio su nombre a la colección Alana, uno de las colecciones italianas renacentistas más importantes. Son conocidos por comprar la pintura italiana más importante de los siglos XIV, XV y XVI en el mercado. Prestaron sus deslumbrantes obras maestras al museo Jacquemart-André”.

Ocho personas, tres de ellas en la sala, pujaron por el cuadro. El precio inicial eran 3.5 millones de dólares. En menos de diez minutos ascendió al precio final. Se lo adjudicó un “hombre con gafas y cabellera nutrida, sentado en primera fila” quien, “pegado al teléfono, se marchó en seguida acompañado de un guardaespaldas”, relata Le Figaro, refiriéndose a un supuesto emisario del empresario chileno.

El cuadro despertó el interés de “todos los grandes museos del mundo” y de “coleccionistas de arte contemporáneo”, dijo el especialista encargado de la venta, Éric Turquin.

La historia del Cristo burlado tiene los ingredientes de una trama de misterio que se suma a la lista de enigmas no resueltos de la historia del arte, en este caso cómo llegó a la cocina de la anciana. La mujer, cuya identidad se desconoce, iba a trasladarse a una residencia de la tercera edad y una experta de la casa de subastas Actéon acudió a su hogar para valorar sus bienes y ponerlos en venta. El cuadro, de 25×20 centímetros, estaba colgado en un pasillo entre la cocina y el salón, y ahora, seguramente llegará a alguna galería importante de Europa.

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