Los hijos no necesitan una mamá perfecta, necesitan una mamá feliz

Tratar de realizar esta tarea a la perfección es contraproducente, porque conduce a la frustración e impide disfrutar de la maternidad.

Las mujeres que asumen la tarea de ser madres, ejercen uno de los roles mas desafiantes e importantes de la propia vida. Se trata de una función llena de responsabilidades y que exige tiempo para hacerla bien.

Eso mismo hace que sea imposible lograr dicha tarea de manera impecable y sin cometer errores. De hecho, no existe una fórmula universal para ser buenas madres, sino que cada una lo es a su manera, con su hijo, de la que aprende, además de enseñar.

Sin embargo, muchas mujeres tratan de ser una madre perfecta, lo que es imposible. Pero además es contraproducente, porque conduce a la frustración e impide disfrutar de la belleza natural de la maternidad.

Es que en ese intento de perfección, se termina sofocando la espontaneidad, lo que a su vez impide aprender de los propios errores. La tarea de cada mamá debería ser aquel de contribuir a la formación de los propios hijos, en un ambiente caracterizado por el amor y el respeto, para que puedan aprender a ser felices.

Como se sabe, los niños aprenden mucho a través del ejemplo, lo que significa que si la madre está satisfecha consigo misma y con su propia vida, enseñará a sus hijos a ser felices. Una madre primero debe sentirse cómoda en su papel de madre, tener confianza en sí misma y en su instinto, porque solo así podrá establecer una conexión genuina, directa y profunda con su hijo.

Como se plantea en una columna de The Huffington Post, la verdad es que ningún niño tiene necesidad de una madre perfecta. Un niño con una madre feliz, en cambio, será hechizado por su alegría.

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