Kenichi Sakuma se ha convertido en un coach del fitness internacional gracias a sus trucos sencillos y efectivos.
Unos glúteos en buena forma ayudan a resaltar la figura, pero lamentablemente necesitan de bastante ejercicio para estar tonificados, y además, suelen ser uno de los primeros músculos en perder tonificación al abandonar el entrenamiento.
Pero ahora es posible tener un trasero perfecto con tan solo cuatro minutos de ejercicio al día, gracias al método japonés de Kenichi Sakuma, quien se ha convertido en un coach del fitness internacional gracias a sus trucos sencillos y efectivos.
El nipón es considerado por los famosos como un gurú del deporte. Con sus consejos y ejercicios, cualquiera puede ser capaz de mantener la figura sin necesidad de realizar entrenamientos físicos agotadores ni dietas imposibles, recoge El Confidencial.
En “El método Sakuma Full Body”, libro que sale a la venta próximamente, el entrenador personal ayuda a trabajar dedicando poco tiempo diario a esas partes que más necesitan de nuestra atención: las zonas rebeldes. Estos ejercicios están pensados para que cualquier persona, independientemente de su edad o condición física, pueda realizarlos y obtener resultados de forma rápida y efectiva. La clave está en fortalecer los músculos y equilibrarlos de forma que nuestro metabolismo se mantenga activo en todo momento, lo que se traduce en una quema de grasa constante a lo largo del día, que tiene lugar sin que nos demos cuenta.
Uno de los secretos del método Sakuma es incrementar la energía que nuestro cuerpo consume sin necesidad de hacer un esfuerzo extra: la forma más eficiente de consumir energía sin cambiar tu estilo de vida. Por ejemplo, a las personas que no tienen el trasero ejercitado les suele costar mover las piernas hacia atrás, ya que la articulación de las caderas no es flexible. La clave para eliminar este problema es estirar y contraer la zona, de este modo los músculos que están alrededor de los glúteos se relajan.
Postura inicial: ponte bocabajo y coloca la barbilla sobre las manos. Separa las piernas a la anchura de las caderas.
1.- Flexiona los dos tobillos y una rodilla en ángulo recto. Mira hacia abajo para que no suba la barbilla.
2.- Eleva la pierna doblada ligeramente. No hace falta subirla mucho. Si te resulta difícil, súbela y bájala ligeramente durante 3 segundos. Reanuda el proceso con la otra pierna.
3.- Repite este ejercicio diez veces.
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