Congreso unicameral: el debate que volvió con fuerza luego de que el Senado rechazó destituir a Piñera

Luego que la Cámara Alta rechazara la acusación constitucional en contra del mandatario, regresó a la discusión la idea de terminar con el sistema bicameral, debido a que algunos consideran que es poco representativo, además de la larga lista de proyectos de ley que siguen estancados. Mientras iniciativas que van en beneficio de la ciudadanía llevan décadas “durmiendo” en el Congreso, hay otras como la “Ley Celis”, que buscaba salvar candidaturas impugnadas por el Servel, fue aprobada en menos de 15 minutos.

“Un próximo gobierno, con una nueva Constitución y con un nuevo Congreso unicameral. Terminar con la impunidad”

Ese fue uno de los cientos de mensajes que recorrieron las redes sociales luego de que el Senado rechazara destituir al Presidente, Sebastián Piñera, pese a que la Cámara de Diputados había aprobado la Acusación Constitucional.

La necesidad de terminar con el sistema bicameral en el Parlamento es una idea que ha estado rondando hace bastante tiempo, debido a que muchos proyectos quedan estancados o derechamente “duermen” por años en el Senado, sin que haya una intención real de avanzar en las legislaciones que la ciudadanía requiere.

Debate que también se ha instalado en la Convención Constitucional, a raíz de lo poco representativo del actual sistema parlamentario y la discusión “eterna” de algunos proyectos de ley.

“Para terminar con la impunidad: eliminar el sistema presidencial, Congreso unicameral, paritario, con escaños reservados y por sobre todo, elegido bajo un sistema electoral que permita a los independientes competir en forma justa con los candidatos apoyados por los partidos”, señaló el constituyente Mauricio Daza, uno de los convencionales más críticos respecto al actual sistema parlamentario.

Respecto a los proyectos de ley que “duermen” en el Congreso, hay casos emblemáticos, como por ejemplo, la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales o el Royalty Minero.

El proyecto para bajar las hora de trabajo fue presentado por la diputada del PC, Camila Vallejo hace más de cuatro años. La iniciativa estuvo detenida durante dos años y recién en 2019 la comisión del Trabajo de la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó la idea de legislar.

Actualmente “duerme” en la comisión del Trabajo del Senado sin presentar avances hace más de un año.

Otro proyecto de ley que aún no ve la luz es el Royalty Minero, por la explotación de la minería del cobre y del litio. La iniciativa fue ingresada el 12 de septiembre de 2018 a la Cámara de Diputados y el pasado 31 de agosto la Comisión de Minería y Energía aprobó la idea de legislar.

Según el sitio del Senado, el último movimiento que tuvo fue el 2 de noviembre donde la discusión general quedó pendiente, justo en un periodo en que debido a la pandemia el Estado se ve en la necesidad de recaudar más recursos a través de los impuestos.

Esos son solo dos ejemplos de proyectos de ley que no han avanzado porque los parlamentarios no les han dado prioridad. Sin embargo, hay iniciativas legislativas que están estancadas en el Congreso desde la década del 90.

Uno de los “casos emblemáticos” es el que modifica la Ley Nº 18.700 Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios. Fue ingresado a la Cámara de Diputados en enero de 1991 y tres años después pasó al Senado. La última vez que se discutió fue hace más de 12 años cuando en 2009 se le quitó la urgencia.

Esta lentitud en aprobar ciertos proyectos de ley se contrasta cuando los parlamentarios aprueban en tiempo récord iniciativas que van en beneficio propio, como por ejemplo, lo que ocurrió con la denominada “Ley Celis”, que buscaba salvar candidaturas impugnadas por el Servel y que fue aprobada en menos de 15 minutos.

Mientras algunas iniciativas se aprueban en cosa de minutos, hay otras tan relevantes, como por ejemplo, que tienen relación con el cambio climático que llevan décadas esperando ser aprobadas.

Según la Fundación Terram, en la actualidad hay 52 iniciativas que buscan hacerse cargo de los efectos que provoca el cambio climático y tomar acciones que protejan el medio ambiente. Sin embargo, la única que muestra cierto movimiento es la reforma al Código de Aguas, la que fue ingresada en 2001 pero está lejos de ver la luz.

Respecto a las Acusaciones Constitucionales, desde el retorno a la democracia se han presentado un total de 23, sin embargo, solo tres han terminado en destitución del cargo, dando la impresión que los acalorados debates son solo “cachetadas de payaso” que terminan en nada.

El último que fue sacado del cargo fue el Ministro del Interior, Andrés Chadwick, quien fue destituido el 11 de diciembre de 2019, quedando con prohibición de desempeñar cargo público por 5 años.

Según los entendidos en el tema, pasar a un Parlamento unicameral ayudaría para fortalecer la participación ciudadana y el sistema democrático.

En el libro “Crisis del hiper-presidencialismo chileno y nueva Constitución: ¿cambio al régimen político?”, la académica de la Universidad de Santiago y Coordinadora del Observatorio Nueva Constitución, Pamela Figueroa, habla de los que denominan “Presidencialismo Parlamentarizado”.

Figueroa señala que para mejorar la democracia se requiere de un equilibrio entre el Poder Ejecutivo y Legislativo, y la incorporación de mecanismos de participación ciudadana incidente.

“En ese contexto proponemos un Congreso unicameral. Este modelo, el unicameral, ha sido adoptado por países altamente estables y/o desarrollados económicamente como Corea del Sur, Costa Rica, Dinamarca, Islandia, Noruega, Nueva Zelanda, Portugal, Singapur, Suecia. Tampoco es nuevo ni disruptivo en Chile. El Reglamento de 1812 y la Constitución de 1823 establecieron el unicameralismo”, señala.

A raíz de la alta desconfianza hacia la clase política y las instituciones, tanto los diálogos constitucionales de 2016, como diversos estudios, han mostrado una tendencia ciudadana por un Congreso unicameral.

“En la Observación Nº5 del Observatorio Nueva Constitución, es claro que así también lo han manifestado las y los convencionales en los programas presentados ante el Servel al inscribir sus candidaturas. Podemos decir que hay cierta inclinación hacia un Congreso unicameral”, señala Fifueroa.

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