Doctor en Ciencias Políticas: “El votante de Parisi es despolitizado, individualista y práctico”

Para Carlos Pressacco, académico de la Universidad Alberto Hurtado, el ciudadano que vota por el líder del Partido De la Gente, tiene que ver con ese “ADN cultural” de la sociedad chilena vinculado al neoliberalismo y el “self made man” tan propio de la cultura estadounidense. “Un discurso muy individualista, muy mercantilista, esa mirada poco empática, cada uno por su lado. Eso ha calado muy hondo”, dice.

Sin duda la elección del domingo fue una sorpresa para muchos. En primer lugar por la primera mayoría de José Antonio Kast pero también por el tercer lugar de Franco Prisi, quien obtuvo un 12% superando a Sebastián Sichel de Chile Podemos Más.

El porcentaje de votos del fundador del Partido De la Gente no es menor, teniendo en cuenta que no se encontraba en Chile y que sobre él pesaban acusaciones de acoso sexual y líos judiciales por el no pago de pensión alimenticia.

“El triunfo de Kast es muestra de la crisis política”, decía anoche la directora de Latinobarómetro y fundadora de Mori Chile, Marta Lagos, como una muestra del descrédito y el desfonde de los partidos políticos tradicionales.

Algo que también podría explicar la candidatura de Parisi, quien además del 12% de los votos, logró seis escaños en la Cámara de Diputados. Una cifra para nada despreciable teniendo en cuenta que el partido se formó a fines de 2019.

Carlos Pressacco, Doctor Ciencias Políticas del Centro Interdiciplinar Políticas Públicas (CIPP) de la Universidad Alberto Hurtado, cree que los resultados de esta elección, -donde se esperaba una mayor votación por parte de Gabriel Boric-, se debe a este “exceso de retórica radical por parte de la izquierda”.

Según explica, este discurso, “se desacopla de un país que quiere reformas pero que no quiere tirar el país por la ventana”.

“Si uno mira a puertas a dentro las conversaciones que tiene ese bloque, hay mucho más realismo, pero viene empaquetado de una radicalidad, con fuegos artificiales que a un sector del electorado en Chile no le hace mucha gracia”, señala en entrevista con La Red.cl.

El académico agrega que un sector de la sociedad está de acuerdo con mejorar ciertos aspectos “pero no con esta pretensión refundacional, que yo creo que es más del relato que de la sustancia”.

“El programa de Boric es socialdemócrata puntudo pero tampoco es la revolución bolchevique. Ya lo hemos visto en este país que esa radicalidad genera anticuerpos”, señala.

Es en este punto, según Pressaco, donde entra el votante de Parisi y el de Kast, y que tiene que ver con este “ADN cultural” vinculado al neoliberalismo.

“Nosotros somos de alguna forma más neoliberales de lo que somos capaces de reconocer y eso aparece acá. Porque el discurso de Parisi es incluso más radical en ese sentido que el de Kast: anti partido, anti elitista, anti oligárquico. Un discurso muy individualista, muy mercantilista, esa mirada poco empática, cada uno por su lado. Eso ha calado muy hondo”, señala Pressaco.

Para el politólogo, el votante de Franco Parisi tiene relación con esa figura del hombre hecho a sí mismo, muy propio de la cultura estadounidense.

“Es un votante despolitizado, muy pragmático, práctico, que confía mucho en sus capacidades. De hecho, Franco Parisi se presenta como un self made man, no le debo a nadie, no soy de la oligarquía. Y eso es lo que valora el votante, alguien que no requiere tanto del Estado, que le den las reglas claras, que le den una oportunidad, que lo ayuden pero no tanto”, afirma Pressaco.

La persona que vota por Parisi o que milita en el Partido De la Gente, las grandes reformas estructurales no le va ni le viene. Solo quiere que haya poca política, un Estado pequeño y que le entreguen las herramientas para poder surgir por sus propios medios.

Es un votante que pondera las cosas de forma distinta y que puede dejar pasar cosas, como por ejemplo, que su candidato no esté ne Chile o que tenga causas pendientes.

“Es un votante que le importa poco eso y que por el contrario, requiere soluciones claras, pragmáticas, un votante más movido de cosas concretas, de este cosismo que instaló Joaquín Lavín. Un votante muy despolitizado”, insiste Pressaco.

El académico advierte que hay que estar atento a Parisi ya que le ve proyección.

“Uno podría pensar, un partido que consigue representación parlamentaria, que mantiene un caudal de votos en estas circunstancias, con un candidato que no trabajó en terreno, en el futuro con un candidato más presente podría tener la chance de aumentar y dar un salto populista”, señala.

Baja participación y una masa electoral que no se sabe cómo vota

Durante este tiempo se han escuchado a varios políticos hablar de que la sociedad chilena está polarizada, sin embargo, para Pressaco no es tan así, sino que se trata de un país que está fragmentado en términos de intención de voto y de una ideología más amplia y no tan dura.

Además, existe una tensión entre el voto y la expresión ciudadana, las que no se expresan de la misma manera y que genera un problema de gobernabilidad.

“Finalmente los que gobiernan son aquellas personas elegidas en las elecciones, entonces si no hay mínima sintonía entre el resultado de la expresión ciudadana, entendida como las marchas, la cosa más callejera, con el resultado de los mecanismos institucionales tenemos un problema, porque hay gente que vota y elige un gobierno que luego otros marcharán en contra de ese gobierno elegido democráticamente”, indica.

Cabe recordar que la elección presidencial del domingo tuvo una alta abstención que no llegó al 50%. De los 15.030.973 ciudadanos habilitados para votar, solo lo hicieron 7.115.590 personas, es decir, 47,3% del total.

Esto es menos que el porcentaje de votaciones que se registró para el plebiscito para una nueva Constitución.

Para Pressaco hay tres perfiles de ese votante que se abstiene. El primero es ese ciudadano completamente desafectado que dice “por qué voy a ir a votar si mañana tengo que ir a trabajar igual”.

El otro es el que sí votaba pero dejó de hacerlo porque está desencantado. “Podrían activarse si es que hay una propuesta que les permita repolitizarse frente a una coyuntura que les entregue una alternativa que les permita recobrar esa confianza que perdieron”, señala.

En tercer lugar están las personas con una postura antisistémica y que se restan de todo proceso institucional porque no lo validan.

En cierta forma, el votante de Parisi es ese votante que ya dejó de creer en los partidos políticos tradicionales y entró en esa lógica de “política de supermercado”, según lo define Pressaco, donde si hay algo que no me gusta lo devuelvo.

“Una de las características de este ciudadano que vota por Parisi es un sujeto despolitizado, marcadamente individualista que piensa en su bienestar individual, que apuesta mucho al esfuerzo personal como pilar para salir adelante y que en ese sentido, un Estado más grande no es una solución, porque en parte a ese sector de la clase media le ha llegado menos ayuda”, reitera el acadmémico.

En esa lógica, Pressaco señala que este “ADN cultural del neoliberalismo” en parte explica la razón de cómo se pudo pasar de un estallido social multitudinario a las victorias en las urnas de candidatos como Kast y Parisi.

“Conviven en esa lógica de demanda por más derechos pero desde una matriz individualista, es decir, colectiva para los beneficios pero individualista en la concepción que subyace en la demanda”, señala.

Según explica, un sector de la población que marchó en su momento respaldando la gratuidad de la educación o exigiendo mayores derechos sociales no lo hizo precisamente pensando que la educación podría hacer una sociedad más reflexiva y con pensamiento crítico. Su objetivo para apoyar las demandas iban por una motivación personal, inmediata y pragmática, como por ejemplo, el camino para conseguir un trabajo y ganar dinero.

“Ahí se cuela en los vasos capilares esta mirada neoliberal, donde yo soy dueño de mi vida”, señala Pressaco sobre las características de este votante que no se alinea con el discurso de izquierda ni de derecha y que Parisi logró capitalizar.

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