Bar de René: El “boliche de jubilados” que terminó siendo refugio del rock under gracias al cassette de un cliente

Lo que nació como una fuente de soda donde los vecinos iban por su cañita de vino y a leer el diario, derivó en uno de los espacios más icónicos de la música en vivo que está pronto a cumplir 26 años de vida. Aquí una parte de la historia en voz de sus fundadores.

Por Rodrigo Chacón

René González tenía 23 años cuando junto a su padre Guillermo decidieron emprender un negocio familiar a mediados de 1996. La idea era generar un punto de encuentro en el barrio Italia, en una época en que ni comercial ni culturalmente, la zona era en lo que se ha transformado en la actualidad.

El Bar de René en poco más dos décadas ha sido uno de los destinos culturales imperdibles de la bohemia santiaguina. En estos días cumple 26 años, donde de manera orgánica se las arreglaron para estructurar una oferta a la comunidad, que va mucho más allá de un simple espacio para la conversación, sino que ya forma parte del circuito de lugares destinados a bandas y músicos tanto consolidados como emergentes.

“Mi padre abrió este local pensando en que iba a ser una fuente de soda que le daría almuerzo a los trabajadores del barrio y en la tarde una cervecita para ellos mismos. Conocíamos a la gente, porque eran nuestros vecinos. Yo nací allí y era un entorno muy acogedor, por eso sabíamos que la idea de abrir un local era buena”, señala René, y agrega que este barrio era como el patio trasero de la comuna de Providencia, un espacio de la clase obrera y que por cierto requería atenciones. Al final se logró que en las mesas converjan personas diversas cuyo punto de unión es justamente la onda que se genera al interior.

“Nosotros abrimos el bar y llegaban los jubilados, las personas que trabajaban en las casas, los comensales que iban por su cañita de vino, los que compraban el diario en la esquina y se lo leían adentro. Era la época donde poníamos una tele y la gente llegaba a ver los partidos del Chino Ríos o uno que otro acierto futbolero con la selección. Se trataban temas de política contingente… en realidad todo era una justificación para ir a debatirlo al bar”, recuerda su propietario.

La primera playlist y la conexión con el rock

El público, que nace yendo a una fuente de soda, fue generando un vínculo con René y su padre. Ya no se trataba de la piscola y el sándwich, había que ponerle un plus, algo intangible que acompañara las largas tertulias. Fue en ese momento en que nace la idea de que los propios comensales fueran los encargados de llevar los cassettes que se escucharían en el local. Fueron sin duda las primeras playlist, que espontáneamente fueron guiando lo que posteriormente sería el leitmotiv del bar: la música.

“Un día se me acerca alguien y me pregunta si podía poner un cassette que llevaba. Lo pusimos y comenzó una conversa. Se trataba de un músico, uno de los tantos que frecuentaban el barrio, ya que como tenía muchas casas grandes había varias salas de ensayo también”, recuerda González, quien agrega además que esa fue la puerta de entrada de los músicos under, que veían en el bar una oportunidad de que sus canciones tuvieran una difusión.

“Y así lo entendimos nosotros también, que era una manera de difundir la música chilena. Era como que sonara en la radio. En rigor la música llegaba a un gran número de personas también y eso para una banda o para un músico en particular es fundamental”, asevera.

14 años para lograr una patente

Así se fue desarrollando la vida al interior del Bar de René, pero siempre con las ansias de dar un paso más allá. Es así que nace la inquietud de transformar el mítico espacio en una sala para presentaciones en vivo. Todo bien hasta que la burocracia hizo lo suyo, ya que tuvieron que pasar 14 años para que llegara la ansiada patente comercial que autorizaría el nuevo giro del bar.

A partir de ese momento, el sueño de los músicos de tener un espacio para presentarse en vivo comenzaba a transformarse en una dulce realidad. “Empezamos a ser testigos de las historias de los músicos, el boca a boca de ellos hizo que llegaran más y terminamos generando una alianza orgánica donde a ellos se les trata de la mejor manera que podemos y ellos traen su público y lo que es fundamental, visten este proyecto musical de la mejor forma posible. Llamé a Ángelo Pierattini (Weichafe) y a JP Moraga (Los Muertos) para darle una forma y una estructura de trato a los músicos. Llegamos a la conclusión que el trato siempre era ‘extraño’, como que nunca se sabía cuánto se ganaba por concepto de entradas. Por eso decidimos que le daríamos el 100%, porque es lo que corresponde”, remarca.

“El rock es inclusión”

Al cumplirse 26 años del nacimiento de este bar, su propietario señala que uno de los sellos que ha tenido el negocio es la inclusión a través de la música. Señala además que las cosas jamás fueron fáciles y que por cierto el estallido social y la pandemia jugaron en contra del proyecto cultural que hace ya un tiempo da vueltas por su cabeza y que recién por estos días logra ver la luz, con la idea de abrir las puertas del lugar para otros estilos musicales, la danza y el teatro.

“El rock es inclusión y el rock es un manifiesto del bar, entonces todo aquel que quiera ir lo puede hacer. Así han llegado gringos que vienen por recomendación desde el extranjero donde les dijeron que el Bar de René era un destino obligado en Santiago. Luego nos dicen que se sienten como en casa. Eso es algo impagable y que nos llena de orgullo como miembros de la comuna, como santiaguinos y como chilenos”, sostiene René.

El mes de mayo asoma como el mes del rock y de un proyecto que nació como una fuente de soda y que con el tiempo se convirtió en uno de los espacios más icónicos de la capital. Nada menos que 26 años de carrete y que en el último tiempo ha demostrado que forma parte del circuito cultural de Santiago.

El festejo corre por cuenta de 34 bandas, músicos y artistas invitados, entre los que se cuentan Angel Parra, Franklin Insurgentes Sur, Total Mosh, León Murillo, Hijos de Algo, Perrosky, Big Sur, Kuervos del Sur, Dorso, Rama, El Cruce, Yajaira, Fiskales Ad Hoc, Los Chilenos de Charly, Témpera, Icarus, Slowkiss y Los Muertos, además de muchos otros. Todos ellos tocarán durante mayo, entre martes y sábado, dejando en claro que a pesar de lo difícil que ha sido todo, la cultura y la música jamás se rendirán.