Alejandro Aravena y la Convención: “Estamos reescribiendo las reglas del juego para saber cómo vamos a vivir juntos”

“Las ciudades reflejan de manera muy directa cualquier tipo de inequidad que una sociedad tenga”, dijo el reconocido arquitecto en conversación con Página Vital de La Red. El ganador del Premio Pritzker explicó que la desigualdad es una experiencia cotidiana “que es casi imposible que no haya dado a parar al estallido”.

Tras el estallido social de 2019, la sociedad y la discusión cotidiana cambió de forma radical, donde su máxima expresión de debate es la Convención Constitucional.

Sin embargo, la discusión no se limita a lo que ocurra en el ex Congreso Nacional, ya que se está dando en todos los niveles y en prácticamente en todas las áreas de la sociedad: desde el Parlamento hasta la sobremesa del almuerzo del domingo, pasando por deportistas, académicos y artistas.

Es por ello que no resulta extraño que la arquitectura también tenga algo que decir en este debate sobre qué país se quiere construir a partir de la nueva Carta Magna.

En ese sentido, el reconocido arquitecto, Alejandro Aravena, abordó el tema en conversación con Pablo Somonetti en el programa Página Vital, donde reflexionó sobre cómo las ciudades son un reflejo de la sociedad.

Para el ganador del Premio Pritzker, considerado el Nobel de arquitectura, lo que busca el actual proceso participativo de la Convención es la búsqueda de la legitimidad. “Uno puede construir un proyecto que sigue toda la normativa legal pero no necesariamente legítimo. Lo legal es una condición necesaria pero insuficiente para la naturaleza de la pregunta que uno tiene que contestar: la construcción del hábitat”.

“Los lugares en que vivimos tienen componentes racionales, concretas, medibles, objetivas, pero la vida misma está hecha de cuestiones simbólicas, emocionales, intangibles, de eso que sabes pero que no puedes expresar con palabras y todo eso compone la construcción del hábitat”, agregó el profesor visitante de la Universidad de Harvard.

Según explicó, la participación lo que busca por lo tanto es “poder ampliar la noción de lo legal ha que sea legítima, que finalmente tenga un impacto real en la vida de las personas”.

El arquitecto aclara que aunque la ciudadanía votó en el plebiscito de entrada, tiene que seguir involucrada en el proceso. “Estamos reescribiendo las reglas del juego para saber cómo vamos a vivir juntos”.

Aravena agregó que los 155 convencionales “están llamados a crear unas nuevas reglas del juego”, pero no solo legales, sino que legítimas, algo de lo que carecía desde antes de este proceso. “Nos permitirán volver a contestar la pregunta de cómo vamos a vivir juntos”.

Al ser consultado sobre el estallido social y sus consecuencias, el premiado arquitecto, quien es conocido por involucrarse en proyectos de viviendas sociales, señaló que “el proceso constituyente es una salida extremadamente civilizada de cómo vamos a volver a encauzar una sociedad que quedó fracturada”.

Aravena explica, desde su mirada de arquitecto, cómo la desigualdad extrema, la que llevó al estallido social de octubre, se puede apreciar en las ciudades y su configuración.

“Por un lado las ciudades son imanes que atraen personas, ideas, conocimientos, recursos. Son unos vehículos no solamente poderosos para la creación de riqueza y de bienestar, sino vehículos muy eficientes para distribuir calidad de vida por medio de políticas públicas”, señaló.

Sin embargo, al mismo tiempo que las ciudades son imanes, también son, según explica Aravena, bombas de tiempo que acumulan la fricción social y que derivan, por ejemplo, en estallidos sociales como el vivido en Chile en 2019.

“Las ciudades reflejan de manera muy directa cualquier tipo de inequidad que una sociedad tenga. Y en ese sentido, nuestras ciudades en Chile son particularmente conflictivas. No es un problema de pobreza, la distancia entre los que tienen más y los que tienen menos. Es un problema relativo, no es un absoluto. Es una experiencia cotidiana de desigualdad que es casi imposible que no haya dado a parar al estallido”, explica.

“La manera en que se manifestó, efectivamente había permeado a un nivel que excede por mucho un modelo económico. Esto se instaló como una cuestión cultural. Hay unas pulsiones, unos valores que no solo estuvieron trastocados en una elite, hay un mundo que quedó marginado de ese modelo y que por décadas debió sobrevivir a unas condiciones totalmente adversas”, agregó.

A continuación, puedes revisar la entrevista completa que Pablo Simonetti le hizo a Alejandro Aravena en el programa Página Vital.