Elisa Loncon sobre un Estado plurinacional: “No es sólo simbólico, son derechos políticos, esa es la fuerza”

En entrevista con LaRed.cl, la expresidenta del órgano constituyente desglosó los conceptos de “plurinacionalidad” e “interculturalidad” y explicó cómo estos consagrarían los derechos indígenas en la futura Carta Magna. Al mismo tiempo, enfrentó algunos temas candentes, como las críticas que ha recibido la Convención, la viabilidad de la Consulta Indígena y el estrecho calendario dentro del cual deben redactar la propuesta de texto constitucional. Por último, entregó reflexiones sobre el rol de los medios de comunicación y el desempeño de la actual Presidenta María Elisa Quinteros.

Por: Miguel Fabia

Sin quitarle la vista a su celular, Elisa Loncon exige que la entrevista comience lo antes posible. 

Sentada en una banca en los patios del ex Congreso, advierte que sólo cuenta con 15 minutos para responder preguntas antes de que el reloj marque las 18:00 horas, señal de que debe levantarse y dirigirse apresuradamente a una reunión con comunidades indígenas.

La agenda de la expresidenta de la Convención Constitucional no da tregua. Cerca de las 8:00 de la mañana llega hasta el Palacio ubicado en pleno corazón de Santiago para iniciar su trabajo en la comisión de Principios Constitucionales. La jornada corre y ella se abre espacio para sostener reuniones junto a organizaciones de la sociedad civil, leer periódicos y conceder entrevistas a la prensa. Por último, ya entrada la noche, cuando al fin los 154 convencionales deciden concluir las sesiones en el pleno, las que suelen extenderse más allá de las 22:00 horas, Elisa Loncon se retira de la ex Cámara de Diputados para continuar el análisis de las normas constitucionales en su domicilio.

Antes de iniciar esta conversación, sus cercanos cuentan que no está de ánimo para referirse a ciertos temas, como los insultos de Teresa Marinovic en contra de la Convención y quienes la integran, así como tampoco a “la jornada de reflexión y autocrítica” propuesta por Agustín Squella.  

Elisa Loncon quiere hablar de los contenidos. Porque si bien esta semana se aprobaron decenas de normas en las respectivas comisiones, sólo se llevaron la atención las más inviables o derechamente descabelladas, como la que buscaba disolver las instituciones del Estado y crear en su reemplazo una asamblea de 600 trabajadores.

Esto desató una cacería en redes sociales, donde muchos usuarios se precipitaron a meter a todos los constituyentes en el saco de los “extremistas”, pese a que horas más tarde la iniciativa antes mencionada se iría de forma inapelable al tacho de la basura tras obtener cero votos en la comisión de Sistema Político. 

“Mucha gente habla desde lo individual y esto se trata de un pacto colectivo”, precisó la representante mapuche en entrevista con LaRed.cl. “Si avanzamos nosotros solamente, y los medios de comunicación siguen metidos en las mentiras, en las cosas que no tienen relevancia y no profundizan en las discusiones que tenemos acá, obviamente que se mal informa”. 

Efectivamente, Elisa Loncon habló sobre el papel de los medios de comunicación en este proceso histórico, pero también sobre los derechos de los pueblos originarios, sobre la factibilidad de la Consulta Indígena y hasta respondió por qué el Presidente Sebastián Piñera nunca la invitó a La Moneda. 

Estas fueron sus reflexiones.

–¿Cómo se encuentra emocionalmente en esta etapa del proceso constituyente?

Estoy bastante esperanzada porque es un trabajo que se tiene que hacer con mucha conciencia, ya que estamos pensando el Chile del futuro. 

–¿Le producen cansancio las redes sociales?

Las redes sociales son un mundo muy artificial que genera insatisfacción en el ser humano. Y hay mucha gente que está lanzando sus propias insatisfacciones en contra de la Convención. Pero en el fondo, lo que hay detrás, es una sociedad carente de sentido. Y es la Convención Constitucional la que le ha dado un sentido al pueblo de Chile, de que es posible proyectar cambios y juntos construir un país a partir de un acuerdo que es la nueva Constitución, la casa de todos. 

–Hablemos sobre ese sentido. En la comisión de Forma de Estado se aprobó en particular la norma que propone que Chile sea un Estado regional, plurinacional e intercultural, lo cual es muy simbólico porque…

No es sólo simbólico, son derechos políticos, esa es la fuerza. Las personas tienen que entender que detrás de esto hay una demanda histórica de derechos. Desde que el Estado se instaló nunca invitó a las naciones originarias a pensar la República. Y hoy por primera vez se está haciendo con los escaños reservados. Hemos tenido un diálogo tan profundo, tan verás, tan hermoso porque los convencionales no indígenas han comprendido eso.

–Pero en concreto, ¿cómo esta norma podría mejorar la vida de los pueblos indígenas?

Modificaría el sentido de ser un miembro de un pueblo originario. Hoy día existe vergüenza étnica de pertenecer a un pueblo indígena porque la misma política de este Estado ha conducido a la ciudadanía a sentir vergüenza por lo que somos, ya que tenemos un origen, una lengua y una cultura distinta. Toda la marginación y el racismo han ido en contra del ser indígena. Por tanto, el colocar los derechos de las naciones originarias en una nueva Constitución por supuesto que nos va a subir la estima, pero lo más importante es que va a reconocer derechos en igualdad de condiciones. Así como el pueblo de Chile tiene derecho a decidir políticamente, los pueblos originarios van a tener derechos a decidir quiénes van a ser sus representantes políticos y cuáles van a ser sus líneas de acción en la economía y en la cultura. Porque hasta este momento no hemos decidido por nosotros mismos, sino que han sido los partidos políticos desde una visión, un pensamiento y una lengua que no era la nuestra. 

–En las universidades públicas, ¿cómo se plasmaría el concepto de interculturalidad?

La interculturalidad tiene componentes: uno epistémico, que reconoce que puede existir otra forma de pensar y ver el mundo; y uno político, que reconoce que los “otros” tienen derecho a vivir de acuerdo a su pertenencia a un pueblo en particular, es decir, derecho a una cultura, a una lengua, a una historia y a un territorio, que es la base de la existencia. Y las universidades van a tener que enseñar todas las relaciones de la sociedad desde esta mirada intercultural de reconocimiento, respeto y diálogo con el otro. Ya no van a enseñar que los indígenas no existen, que son indios, que son terroristas, que son sucios, que son retrasados mentales, porque todo eso ha sido enseñado por la academia, la cual va a tener que cambiar de foco y asumir un nuevo paradigma para educar e investigar a partir de los conocimientos de las naciones originarias. 

–En la comisión de Principios Constitucionales se aprobó en general una norma que declara a Chile como un “Estado plurilingüe”. ¿Esto quiere decir que en las escuelas se enseñará sobre lenguas indígenas?

Esa norma implica que Chile ya no va a ser más monolingüe, sino que va a ser plurilingüe. Y eso va a estar basado en el reconocimiento de los derechos lingüísticos de las naciones originarias. Entonces los pueblos originarios van a usar su lengua como vehículo de enseñanza, pero también el Estado le tiene que ofrecer a la sociedad chilena la posibilidad de aprender una lengua originaria, porque las lenguas son una puerta de intercambio comunicativo que va a permitir la comprensión entre los pueblos. En el fondo, las lenguas son proyectos para una cultura de convivencia, de paz y de diálogo. 

–¿Usted apoya un Congreso bicameral o unicameral?

Unicameral. 

–En la comisión de Sistema Político se rechazó una iniciativa popular que proponía mantener el Congreso bicameral y que había sido respaldada por 27 mil ciudadanos. Asimismo, se rechazó una iniciativa popular indígena que también apoyaba la bicameralidad, pero con escaños reservados. ¿Qué piensa de que la comisión se haya negado a por lo menos discutir estas propuestas?

Las iniciativas populares de norma son instancias de participación de la ciudadanía y siempre fue parte de las reglas que cuando estas entraran debían ser votadas en las comisiones. Y son las comisiones las que deciden porque tienen autonomía. Yo no integro esa comisión y no he conocido esa discusión. No sé por qué se rechazó. 

Los dardos contra la Convención

–Según los analistas, los colectivos radicales —pertenecientes a grupos que históricamente han sido excluidos— le estarían haciendo un daño a la Convención, pues ahora buscarían una suerte de revancha mediante normas “maximalistas” que causarían incertidumbre en la ciudadanía. ¿Qué opinión le merece este análisis?  

Muy miope ese análisis, porque aquí nosotros representamos a diferentes lugares. Hay extrema al lado más de izquierda y hay gente de derecha que también está en esa posición. Pero el mayor trabajo que hemos hecho los convencionales es buscar un camino compartido por las grandes mayorías y con eso estamos avanzando. Siempre ha sido así, desde el momento en el que nos instalamos acá. Hubo gente que trató de entorpecer el proceso, pero los vamos a tener siempre.  

–Sin embargo, esa gente causa mucho ruido y se ganan titulares en la prensa. ¿Usted cuestiona el trabajo de los medios de comunicación?

Yo no cuestiono el trabajo de los medios. Yo hago un llamado a toda la ciudadanía, incluyendo a los medios y a los convencionales, a que tenemos el desafío de entender el proceso en su contexto. La sociedad neoliberal nos instaló el uso y el abuso de la información. Ahora una mentira vale más que un proceso real con significado profundo. Entonces estamos desafiados como sociedad: o volvemos a los sentidos que son comunes para construir una forma de sociedad con valores, principios y derechos, o de lo contrario le damos paso a la información que se produce por egos. Ya sabes, mucha gente habla desde lo individual y esto se trata de un pacto colectivo. Tenemos que avanzar todos, porque si avanzamos nosotros solamente, y los medios de comunicación siguen metidos en las mentiras, en las cosas que no tienen relevancia y no profundizan en las discusiones que tenemos acá, obviamente que se mal informa. 

–¿Entonces rechaza la hipótesis de que en la Convención se estarían imponiendo los intereses particulares por sobre los colectivos?

No hay imposición de discurso, no hay intereses particulares, porque llegaremos a un momento donde votaremos en el pleno y ahí se van a ver las posturas que existen. En este momento estamos en la etapa en la que cada colectivo está presentando sus posturas. Pero no es la etapa final, estamos en la etapa de inicio. 

Sobre la Consulta Indígena

–Usted dijo el 6 de diciembre que la Consulta Indígena estaba “en riesgo” porque no tenían “los recursos para realizarla ni la colaboración del poder constituido”. Además, ese mismo mes, los representantes de escaños reservados no pudieron alcanzar acuerdos sobre la metodología de la consulta, razón por la cual la tuvieron que postergar. Y ahora, a la Convención le restan menos de dos meses para efectuar este proceso y la actual Presidenta señaló que no existe un presupuesto específico para llevarlo a cabo. ¿Sigue creyendo que la Consulta Indigena está en riesgo?

El riesgo de los procesos indígenas siempre ha estado. Ya sabes, hay poco apoyo para hacer los cambios políticos en temas indígenas. Yo creo que en este poco tiempo que tenemos hay que poner en valor lo que ya hemos avanzado. Es decir, la Consulta Indígena es un mecanismo de participación, pero la Convención ya ha instalado otros tres procesos de este tipo: las audiencias públicas, a las que llegó gente de todos los pueblos; el trabajo territorial de los convencionales; y las iniciativas populares de normas. La Consulta Indígena es una más y la vamos a hacer. Es una Consulta que es libre, informada y que la vamos a hacer en un contexto de crisis social, económica y de salud. Hay un compromiso de la Convención para sacarla adelante.

–A propósito de ese compromiso, el motivo que habría gatillado la renuncia de la ex encargada de Comunicaciones de la Convención, Lorena Penjean, fue la reducción de $361 millones para la estrategia comunicacional de la Consulta Indígena. Es por ello que acusó a la Presidenta María Elisa Quinteros de no tener la voluntad para llevar adelante una estrategia comunicacional acorde a la magnitud del desafío. ¿Comparte esa crítica hacia su sucesora?

Yo valoro profundamente la gestión de la Presidenta María Elisa Quinteros. Aquí hay que adecuarse a un contexto y, en ese sentido, confío en las decisiones que toma la Presidenta. Yo no sé qué factores incidieron para esa renuncia, pero los temas de comunicación son fundamentales. Tiene que haber una comunicación y un entendimiento de un lenguaje común, y si no está, se producen crisis. Cuando no existe un trabajo de colaboración y no existen los mismos significados para un proceso, no se puede avanzar, 

–Como usted dijo, la comunicación es fundamental. A su juicio, entonces, ¿la Presidenta Quinteros debió haber mantenido ese presupuesto de $361 millones?

Yo no voy a hablar de las platas, pero a mi juicio, lo más importante para avanzar en estos procesos es la comunicación. Para mí, eso era lo fundamental. Mira, aquí siempre hemos tenido problemas de dinero. Pero se han activado diferentes formas para reunirlo, vía convenios con instituciones públicas y existe una serie de otros aliados que nos van a colaborar. Así se ha sostenido el proceso constituyente. Y en este momento, la comunicación también se va a superar con la colaboración de los servicios públicos. Y me imagino que la Presidenta va a tomar el mejor camino para que la unidad de comunicación siga funcionando. 

¿Alcanzará el tiempo?

–La Convención aún debe analizar y votar más de 1200 propuestas de normas. ¿Está de acuerdo con solicitar una extensión del plazo legal más allá del 4 de julio para redactar la propuesta de Constitución? 

No estoy de acuerdo. Cuando fui Presidenta de la Convención organizamos el trabajo en un cronograma con un tiempo y una metodología para poder abordar todos los momentos de debates, de propuestas y de votación. Entonces, en este momento estamos avanzando conforme a ese cronograma. Esa es una razón importante que nosotros mismos nos fijamos. Y la segunda razón tiene que ver con la ciudadanía: nosotros fuimos encomendados para darle al pueblo de Chile una nueva Constitución luego de una crisis política que provocó un sufrimiento muy grande. Y si nosotros le damos a este país esa Constitución en el plazo que nos solicitaron vamos a cumplir con esa expectativa. 

–¿No le parece que una prórroga les permitiría ganar tiempo para elaborar una Constitución de calidad que no sólo asegure una victoria en el plebiscito de salida, sino que además esa victoria sea contundente?

Eso lo dices tú como periodista que estás viviendo el proceso externamente. Pero nosotros aquí hicimos un cronograma y una metodología y votamos democráticamente por ello. Así estamos trabajando. 

–El vicepresidente de la Convención, Gaspar Domínguez, dijo que una manera de optimizar el tiempo era concentrarse en las iniciativas que sí generaban un apoyo transversal, y dejar de persistir en propuestas que lo más probable es que no sean respaldadas por 2/3 del pleno. ¿Concuerda con esta estrategia? 

Cada uno de nosotros está en sus comisiones haciendo sus propias reflexiones. Cada colectivo está avanzando. Hay iniciativas que sí van a prosperar porque ya van con un lenguaje que se instaló desde el primer día, como la plurinacionalidad, descentralización y paridad. En cambio, hay otras que no son de resorte transversal, entonces seguramente se van a caer. En su momento se van a tomar las mejores opciones para avanzar y ser más operativos en el tiempo. 

Pregunta al cierre

–¿Por qué considera que el Presidente Sebastián Piñera nunca la invitó a La Moneda?

Yo creo que es la evidencia de que este proceso constituyente no era su opción. Tendría que preguntárselo usted si es que tiene otra razón. Pero si la Convención hubiese sido importante para él, la habría estado apoyando desde el primer día.