Melyna Montes y la estigmatización de Bajos de Mena: “Siempre detrás de ese delincuente hay una persona”

La comunicadora de la población Bajos de Mena contó su historia en Página Vital y relató los duros momentos a los que se tuvo que sobreponer antes de transformarse en una destacada activista reconocida incluso por la ONU. Vivir casi un año en la calle, una dura pérdida familiar y una adicción a las drogas marcaron su vida, pero también la hicieron forjar un vínculo inquebrantable con su comunidad y conocer la humanidad que hay detrás de los prejuicios que pesan sobre los sectores marginales.

Hace más de tres años, el nombre de Melyna Montes se instaló en los medios de comunicación. Durante una actividad familiar en un Cesfam de Puente Alto, la reportera se volvió viral luego de que una balacera interrumpiera su transmisión en vivo para un canal local.

Desde entonces, la inspiradora historia de esta activista y comunicadora se ha vuelto cada vez más conocida: ha creado dos medios de comunicación, una fundación para entregar oportunidades laborales en Bajos de Mena, vinculó a emprendedores de la población con grandes empresas, levantó 30 ollas comunes durante la pandemia y la Organización de las Naciones Unidad (ONU) la invitó a compartir su experiencia de vida.

Sin embargo, el comienzo del camino de Melyna estuvo marcado por una angustia y vulnerabilidad que contrastan con la imagen que proyecta en la actualidad. “Viví en la calle por mucho tiempo”, recordó en Página Vital.

Con su hija pequeña y con otro bebé en camino producto de un embarazo del que aún no se enterada, Melyna se vio en el completo abandono luego de que, a fines de los ’90, llegara a Santiago desde Parral por una oferta de trabajo como empleada doméstica que nunca se concretó.

Debió pasar cerca de un año en la calle antes de tomarse una de las abandonadas casas Copeva de Bajos de Mena, comunidad con la que terminaría forjando un vínculo que marcaría su vida para siempre.

La humanidad detrás de la delincuencia

Una vez instalada en Bajos de Mena, Melyna sintió tranquilidad por primera vez en mucho tiempo. Tener un techo sobre su cabeza le daba una seguridad que era díficil de tener en la calle. Sin embargo, las tomas comenzaron a tensar las relaciones en la población.

“Cuando se empezó a correr la voz de que eran más departamentos abandonados, la gente empezó a llegar y a tomárselos. Entonces habían grupos que llegaban, abrían una puerta y te tiraban todo para afuera y se quedaban ellos”, cuenta Melyna.

Hasta que una noche, le tocó ser la víctima de un intento de desalojo: “Una patada en la puerta, se abre y entra un tipo con una pistola, que fue la primera vez que vi una pistola. Yo tenía un cartón y mis dos cabros chicos. Nos tapábamos con la ropa”.

Pero la situación daría un giro inesperado cuando el grupo de personas, que en un principio buscaba sacarla de su casa, constató las precariedades con las que vivía y terminó por mostrarle la humanidad que hay detrás de los prejuicios y la estigmatización.

“Cuando ellos empezaron a ver cuál era el escenario que tenían enfrente, me dicen ‘señora, ¿usted duerme aquí? No la vamos a sacar, esperese un poquito, vamos a ver cómo ayudarla”, relata Melyna.

“Ellos llegaron con cama, con cuna, con un anafre, con ollas y con cosas para ayudarme. Siempre detrás de ese delincuente hay un corazoncito, hay una persona. No es delincuente”, reflexiona.

La muerte de su hermano y la drogadicción

Otro episodio que marcó la vida de Melyna Montes fue el suicidio de su hermano, una pérdida que le causó un vacío tan profundo que incluso terminaría llevándola a la drogadicción.

“Fue lo más trágico que me ha pasado, el dolor más grande que me ha pasado en mi vida. No tuve alguien que me contuviera, y de ahí me involucré en las drogas”.

“Con las drogas vendí todo de mi casa. Vendí juguetes de los niños, ropa de ellos, vendí cocina, todo lo que estaba a mi alcance. Destruí todo lo que había logrado”.

Ese periodo oscuro también la haría entender las razones que muchas veces obligan a una persona a delinquir, tal como lo hizo ella en ese momento: “La droga te acarrea delincuencia, quieras o no quieras, porque quieres consumir más, y cuando a no tienes qué vender, empiezas a poner los ojos en lo ajeno”.

Revisa la entrevista completa a Melyna Montes en el canal de YouTube de Página Vital