Sin subrogante y acusados de lobby: el caos que dejó el viaje de Andrés Allamand en Cancillería en medio de la crisis migratoria

El desorden puertas adentro en Cancillería quedó de manifiesto ayer cuando emitieron no una, sino tres circulares para determinar quién reemplazaría al desaparecido Andrés Allamand. Pero eso no es todo: un miembro del Ministerio de Relaciones Exteriores es acusado de hacer lobby en favor de Allamand para que este último obtuviera el cargo de secretario general de la Secretaría General Iberoamericana.

Andrés Allamand viajó a España y fue nombrado secretario general de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). En otras circunstancias, este hecho habría pasado desapercibido. Sin embargo, la situación se vuelve grave cuando recordamos que el abogado de 65 años es nada menos que el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile y que se fue del país en medio de una compleja crisis migratoria que afecta a las ciudades de Arica e Iquique.

¿Cómo resolver este conflicto latinoamericano sin la coordinación entre países vecinos, como Perú y Bolivia? Pero al Canciller chileno, quien tiene el mandato de velar por esos intereses hasta el próximo 11 de marzo, parece no importarle.

“El Ministerio de Relaciones Exteriores reitera que el Canciller Andrés Allamand se encuentra haciendo uso de su feriado legal desde el lunes 31 de enero, y retomará sus funciones el lunes 14 de febrero”, informó la Cancillería a través de un comunicado. Sin embargo, la legalidad de esos feriados no se condice con la ética y la responsabilidad que exige el cargo.

A propósito, ¿cuántos feriados se ha tomado Andrés Allamand en los últimos meses?

“Como Comisión de Relaciones Exteriores lo invitamos en diciembre y enero y se excusó por estar fuera del país. Para serle franco, no sé cuánto tiempo lleva fuera de Chile. Claramente, tenemos un ministerio descabezado y ausente de los problemas que surgen en el país en materia migratoria”, declaró el diputado Jaime Naranjo, quien además reveló que la bancada socialista está estudiando una posible acusación constitucional en contra del desaparecido Canciller.

En principio, el ministro del Interior, Rodrigo Delgado, no tuvo más remedió que justificar este abandono de deberes utilizando el mismo argumento de Cancillería: “el canciller Allamand está haciendo uso de sus vacaciones”.

Sin embargo, esta mañana el tono de Delgado fue distinto: “Él tendrá que dar explicaciones a su regreso”, declaró en entrevista con Mega.

El ministro del Interior ya está hastiado de la situación. Y siendo justos, no es para menos: el Presidente Sebastián Piñera, así como sus ministros más cercanos, Jaime Bellolio y Juan José Ossa, también se fueron de vacaciones, dejando prácticamente solo a Delgado a cargo de la tensa situación que afecta a las ciudades del norte del país, donde cientos de personas se han manifestado durante las últimas semanas para frenar la inmigración irregular, la que se ha traducido -según afirman- en un aumento de los hechos delictuales.

Desorden en Cancillería: ¿quién es el subrogante?

El viaje del titular de Relaciones Exteriores provocó un caos al interior del Ministerio. Todo ello quedó en evidencia por las dificultades que tuvieron para designar al Canciller que reemplazará a Andrés Allamand hasta el 12 de febrero, fecha en la que terminan sus vacaciones.

Ese cargo, al menos hasta el viernes, estaba en manos del subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, Rodrigo Yáñez. “Lo importante, más allá de que esté o no esté el titular, es el trabajo de los equipos. Ahora está el canciller subrogante, Rodrigo Yáñez, con el que estamos planificando una reunión bastante inédita con autoridades bolivianas”, informó el jefe de Interior durante su visita a Iquique.

Pero se presume que el subsecretario, al igual que la mayoría de los personeros del Gobierno, se puso el traje de baño y se fue de vacaciones. Esto porque durante ese mismo viernes, la Cancillería tuvo que emitir un total de 3 circulares para intentar definir a un nuevo sucesor provisorio de Allamand.

“Cumplo con informar a ustedes que entre los días 5 y 7 de febrero (…) el Ministro de Relaciones Exteriores será subrogado por la Ministra de Agricultura, señora Maria Eliana Undurraga”, se lee en un primer documento dirigido a las autoridades del Gobierno.

Luego, en otra circular idéntica, la cartera informó que la reemplazante de Allamand entre los días 8 y 12 de febrero sería la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Carolina Valdivia.

Pero el alboroto al interior del ministerio era tal, que posteriormente emitieron una nueva circular -revocando las dos anteriores- que informaba que la subrogante definitiva en el cargo de Allamand hasta el 12 de febrero sería la Secretaría General de Política Exterior y Embajadora, Gloria Navarrete Pinto. Eso, a menos que en las próximas horas, el Gobierno emita una cuarta circular designando a una nueva autoridad en el puesto, lo que, en todo caso, ya no sería sorpresa.

La dudosa campaña de Allamand para coronarse como secretario general de la Secretaría General Iberoamericana 

Hasta este punto del artículo sólo se han abordado las consecuencias que dejó el viaje de Andrés Allamand a España para alzarse como nuevo secretario general de la SEGIB.

Ahora bien, ¿cómo el militante y fundador de Renovación Nacional alcanzó ese prestigioso cargo? ¿Fue producto de una inocente designación basada en el mérito y la experiencia personal? Pues no, solamente: desde hace meses que Andrés Allamand había puesto el ojo en el máximo sitial de la SEGIB, y para llegar a él utilizó, entre otras cosas, las facultades que le otorga el púlpito de Ministro de Relaciones Exteriores de Chile.

Vamos al detalle. El Estado de Chile, a través de la Cancillería, debe realizar constantes aportes económicos a la SEGIB por el hecho de ser uno de los 22 países que integran el órgano internacional. 

Sin embargo, llama la atención que, durante el periodo de Andrés Allamand, el Ministerio de Relaciones Exteriores aumentó notablemente sus aportes. Según datos de Transparencia, en 2018 el depósito fue de US $122.716. En cambio, en 2021 el aporte fue de US $250.849, es decir, se duplicó (casi US $130.000 más en comparación a 2018).

Portal de Transparencia

Dicho de otro modo, Andrés Allamand, en su calidad de Canciller, usó recursos monetarios para seducir a los miembros de la SEGIB, de tal manera de aumentar sus posibilidades de alcanzar la secretaría general. 

Y eso no fue todo. De acuerdo a fuentes internas de la cartera de Relaciones Exteriores, algunos miembros del propio ministerio habrían trabajado para concretar esa aspiración de Allamand. 

El más destacado es Cristián Jara, quien es Director Ejecutivo de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID). Este organismo es una ramificación de la Cancillería cuya función es captar, proporcionar y administrar recursos de cooperación internacional.

Cristián Jara, además, fue nombrado recientemente como Presidente del Programa Iberoamericano para el Fortalecimiento de la Cooperación Sur-Sur (PIFCSS), el cual pertenece a la SEGIB. 

Pues bien, Jara realizó numerosos viajes a España para actuar como un “lobbista” en la SEGIB con el propósito de que su jefe, Andrés Allamand, asumiera la conducción de aquella institución Iberoamericana. 

Resulta difícil dilucidar cuán determinante fue el rol que desempeñó Jara en los planes de Allamand. Después de todo, parece ser un personaje sin mayor influencia. Pero ese no es el punto: Jara se embarcó en esos vuelos a Europa en su calidad de funcionario público, específicamente como Director Ejecutivo de la AGCID, es decir, costeó sus pasajes con dinero de todos los chilenos. 

De momento no se conoce el caso de otros funcionarios de Cancillería que también hayan trabajado para los objetivos personales de Allamand durante el horario laboral. De ser así, la situación configuraría una grave falta a la probidad administrativa, un valor del cual carece tanto el Canciller como el Director Ejecutivo de la AGCID, Cristian Jara. 

En efecto, Andrés Allamand tendrá muchas preguntas que responder cuando vuelva a pisar suelo chileno.