La plebeya con un oscuro pasado que sacude a la realeza de Noruega: ¡El escándalo está servido!

La historia de las plebeyas convertidas en princesas tiene tanto de cuento como de pesadilla. También su parte de realidad, claro está, aunque a día de hoy ya no sea motivo alguno de sorpresa para los más observadores de las Casas Reales. Ni una, ni dos son las mujeres sin ascendencia noble que han terminado integrándose entre las monarquías europeas. Letizia Ortiz reina en España, Mary Donaldson en Dinamarca y Máxima Zorreguieta hace lo propio en Holanda. Tres mujeres diferentes con algo en común: no formaban parte de ninguna dinastía, pero han sabido hacerse un hueco tras casarse con los herederos y, después, alcanzar la Corona. Un caso similar es el de Mette-Marit de Noruega. Casada con el príncipe Haakon desde el 2001 y, por ende, la próxima reina consorte del país nórdico cuando concluya el reinado de Harald V. 

La historia de Mette-Marit y Haakon, desde su matrimonio hace más de dos décadas, podría ser interpretada como un cuento de hadas clásico. Sin embargo, la realidad ha sido mucho más compleja y desafiante. El simple hecho de que la prometida del príncipe heredero no encajara en los estándares más tradicionales de la realeza desató una polémica sin precedentes en Europa. Mette-Marit Tjessem Høiby, conocida por su nombre de nacimiento, era una joven normal que había tenido su cuota de experiencias controvertidas, incluyendo un pasado en el que coqueteó con las sustancias ilícitas. Además, era madre soltera de Marius Borg, su único hijo en ese momento. Esta combinación de circunstancias personales y pasadas no convencionales sirvió como combustible para debates y discusiones en la esfera pública y la prensa.

La elección de Mette-Marit como la prometida del príncipe Haakon no fue bien recibida por parte de la familia real noruega ni por una parte del pueblo noruego, que no entendía por qué el hijo de un rey elegiría a alguien que no provenía de una estirpe real en un país donde la monarquía gozaba de un amplio apoyo popular. Esta oposición generalizada no pudo detener el amor de Haakon y Mette-Marit, quienes finalmente consolidaron su relación con un matrimonio celebrado de manera destacada.

Es relevante mencionar el papel crucial que jugó la reina Sonia en este contexto. Como esposa del rey Harald V, ella entendía profundamente lo que significaba no ser parte de una estirpe real y luego convertirse en la esposa del soberano. Su apoyo y comprensión fueron fundamentales para la integración y aceptación de Mette-Marit en la familia real noruega, marcando un punto de inflexión en su camino hacia el reconocimiento y la aceptación dentro y fuera de Noruega.

La presencia constante del ojo público ha sido una constante en la vida de Mette-Marit, madre de la princesa Ingrid Alexandra y el príncipe Sverre Magnus. A lo largo del tiempo, ha logrado consolidar su posición dentro de la realeza noruega, aunque ahora se encuentra nuevamente en el centro de la atención debido a la posibilidad de cambios significativos en la estructura monárquica. La enfermedad del padre de su esposo, el Rey, ha avivado las especulaciones y las hipótesis en la crónica real. A sus 87 años, la salud del monarca plantea interrogantes sobre el futuro cercano de la monarquía noruega. Es inevitable pensar en el ascenso al trono de su esposo y en su propio papel como consorte en esta nueva etapa que se vislumbra.

Con el paso de los años, Mette-Marit ha ganado el aprecio y el respeto de los súbditos de la Corona noruega como una princesa heredera consorte muy bien considerada. Sin embargo, los últimos tiempos no han sido fáciles para ella. En 2018, recibió el diagnóstico de fibrosis pulmonar, una enfermedad crónica que ha limitado considerablemente sus actividades oficiales. Su agenda se ha visto reducida drásticamente debido a la necesidad de mantener reposo constante.