IFE de bajo monto, manipulación de cifras y licitaciones cuestionadas: Piñera y su manejo de la pandemia

En nuestro especial de cuenta regresiva, hoy recordamos el cuestionado manejo de la pandemia por parte de La Moneda. Pese a la exitosa campaña de vacunación, la gestión del presidente Sebastián Piñera estuvo marcada por reticencia a entregar apoyo económico suficiente en el comienzo de la crisis sanitaria, gastos fiscales irregulares y falta de transparencia en la entrega de información del Ministerio de Salud hasta el día de hoy

A dos meses del inicio de la pandemia, el gobierno respiraba aliviado pues había conseguido que se aprobara un Ingreso Familiar de emergencia que era una burla para una sociedad enferma, sin trabajo, encerrada y expuesta a la precariedad.

En esa sesión del 13 de mayo del 2020, el Senado terminó aprobando el veto presidencial que reponía los montos originales del subsidio estatal. El proyecto quedaba en condiciones de ser promulgado pese a la insistencia de la oposición, que continuó advirtiendo que el dinero no era suficiente.

El momento quedó inmortalizado en una fotografía: el ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, y su par de Hacienda, Ignacio Briones, celebraron su recién aprobado IFE de $65 mil pesos con un choque de brazos.

Con el pasar del tiempo, el monto, que se extendería por tres meses en una escala decreciente que lo bajaría a $55 mil y luego a $48 mil, probaría ser una ayuda miserable e insuficiente para paliar los catastróficos efectos en las familias chilenas de una crisis sanitaria que se extendería por más de dos años y cobraría más de 40 mil vidas. Nada que celebrar en esa aprobación.

En esa foto, a la izquierda del cuadro, también aparece Felipe Ward, entonces ministro de la Segpres, que perdería protagonismo a costa de sus dos pares, a quienes el episodio les seguiría generando cuestionamientos incluso un año después, cuando ambos eran candidatos presidenciales de la derecha.

Ese primer IFE fue el primero de varios puntos críticos para el gobierno de Sebastián Piñera durante la pandemia, ya que pese a su exitosa estrategia de vacunación masiva contra el Covid-19, será también recordado por momentos como los presuntos escándalos de corrupción en licitaciones públicas y la manipulación de cifras para esconder la cantidad real de fallecidos en el país.

Irregularidades en Espacio Riesco, residencias sanitarias y cajas de alimentos

A fines de marzo del 2020, cuando recién comenzaba la pandemia, el gobierno confirmó que arrendaría el reconocido centro de eventos Espacio Riesco para su habilitación como recinto hospitalario.

La elección del recinto generó suspicacias, no solo por su perfil poco ligado al área de la salud, sino que también porque se realizó mediante un contrato directo con el Estado, sin un proceso licitación de por medio. Esas sospechas no tardarían en ser confirmadas.

El Ejecutivo informó que Espacio Riesco costaría cerca de $17 millones mensuales y, para generar confianza, el presidente Piñera incluso aseguró que el gasto sería “menos que lo que cuesta un parlamentario”. Los datos del gobierno serían acertados, con excepción de un detalle: el gasto no fue de $17 millones por mes, sino que por día.

A fines del año pasado, la deuda que debía pagar el Estado por los cuatro meses de uso de Espacio Riesco era de aproximadamente $2 mil millones. Además, Contraloría detectó irregularidades en los contratos firmados por la Subsecretaria de Redes Asistenciales y el Servicio de Salud Metropolitano Norte, como, por ejemplo, el mismo servicio cobrado dos veces.

Este tipo de situaciones se repitieron en otros gastos de recursos fiscales. El órgano fiscalizador también detectó irregularidades en el arriendo de residencias sanitarias por parte del subsecretario de Redes Asistenciales Arturo Zúñiga, actual convencional constituyente.

Se descubrió, por ejemplo, el arriendo de recintos vinculados a un funcionario del Ministerio de Salud o al subsecretario de Obras Públicas Cristóbal Leturia. Contraloría también detecto irregularidades en la contratación de al menos otras cinco residencias sanitarias.

Como si fuera poco, también hubo irregularidades en el programa Alimentos para Chile, donde el gobierno compró cajas de alimentos para repartirlas a la población. Estas fueron compradas a sobreprecios en 15 de las 16 regiones del territorio nacional, en tratos directos y con proveedores creados recientemente o ligados a otros rubros, pero que habían cambiado su giro hace poco.

La manipulación de las cifras de muertos por la pandemia

Otro cuestionamiento al manejo de la pandemia por parte de La Moneda fue la opaca información que entregaba el Ministerio de Salud (Minsal) cuando Jaime Mañalich estaba al frente. En abril de 2020, fuentes al interior del Minsal cuestionaban al ministro por no compartir los datos y lo acusaban de estar ocultando deliberadamente la información.

“El ministro elige lo que se publica y lo que no, y ese ha sido un problema muy grave desde el principio de la pandemia, porque mucha gente quiere saber los datos actuales, y qué datos se pueden necesitar, por ejemplo, para efectos del modelamiento matemático. Y en ese sentido hay elementos que se están ocultando deliberadamente”, decía una fuente, según reveló El Mostrador.

En mayo de ese año, la periodista Alejandra Matus cuestionó los datos entregados por el Minsal, los que no cuadraban con la información del Registro Civil. Entre el 3 de marzo y el 29 de abril de 2020 murieron 4.201 personas por “enfermedad respiratoria”, mientras que el gobierno afirmaba que solo habían fallecido 209 por Covid-19.

En ese momento, el ministro calificó de “fake news” la información difundida por la periodista. Sin embargo, seis meses después, el Minsal reconoció que reportaba a la Organización Mundial de la Salud (OMS) una cifra de fallecidos mucho mayor que la informada a la opinión pública.

Según pudo constatar CIPER, el Departamento de Estadísticas (DEIS) sigue el criterio establecido por la OMS, que contabiliza las muertes no solo las de los pacientes con PCR positivo, sino que también aquellos catalogados como sospechosos o atribuibles a Covid, por lo que la cifra podía fácilmente duplicar a las que se reportaban diariamente por los medios de comunicación.