Los expertos aseguran que cortarle las aletas o la cola a un tiburón y tirarlo al mar es condenarlo a una muerte larga y dolorosa.
La muerte del optometrista corresponde al sexto ataque de tiburón que se registra en Hawaii desde que comenzó 2019, pero el único mortal.
El escualo fue ahuyentado por los cuatro canes, que al parecer solo querían jugar.
El hecho ocurrió en el San Antonio Aquarium, Estados Unidos.